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Luchas de género en Cuba: un viaje al pasado

Celia Sánchez Manduley fue una de las protagonistas de las luchas por la igualdad de género en Cuba. Fundó junto a Fidel Castro el pelotón Mariana Grajales, formado por mujeres, en la Sierra Maestra y después de 1959 promovió la creación de escuelas donde las empleadas domésticas y las prostitutas pudieran adquirir un oficio, así como de los cursos de superación para las muchachas de la Sierra Maestra y la escuela de mujeres choferes en Santa María del Mar. Por otro lado, impulsó leyes para proteger a la mujer trabajadora y campañas para la incorporación de la mujer al estudio, al trabajo y a las tareas de defensa.

Pocos pueden poner en duda los avances respecto a la igualdad de género que hubo en Cuba a partir del triunfo de la Revolución. Pero, ¿las luchas por la igualdad de género comenzaron en 1959?

Las raíces de la lucha

La primera vez que se registró a una mujer cubana abogando por sus derechos fue en 1869 cuando durante la Asamblea de Guáimaro, Ana Betancourt hizo llegar una carta, en la cual solicitaba que se tuviera en cuenta a la mujer cubana en las leyes que se hicieran y solicitó el voto femenino.

Desde antes, las mujeres cubanas ilustradas encontraban la manera de expresar sus opiniones, como Gertrudis Gómez de Avellaneda en su revista Álbum cubano de lo bueno y lo bello, desde el que instaba a las mujeres a desafiar el dominio masculino; y lograr sus metas aún si no estaba permitido, cómo Enriqueta Faver quien para convertirse en médico cirujana en 1820, cuando medicina aun era una carrera de hombres, se vistió de hombre para estudiar y más adelante ingresar al ejército como cirujana.

Para conocer más sobre los valores feministas en la obra de la Avellaneda, le aconsejo leer Gertrudis Gómez de Avellaneda: apasionada escritora feminista

En 1879 Serafina Daumy y Martínez se convirtió en la primera mujer cubana en estudiar en la universidad, sin esconder su género, cuando matriculó para estudiar Cirugía Dental; más tarde, en 1883, otras mujeres como Mercedes Riba y Pinos, Francisca de Rojas y Sabaret y Digna América del Sol siguieron sus pasos y matricularon en la universidad.

Luciana de La Lama y Bustamante fue la primera mujer contratada por la Universidad San Gerónimo de La Habana en 1895 como conserje de cátedra. María Luisa Laborde y Perera fue la primera empleada administrativa contratada por la secretaría de la Universidad y en 1906 Luisa Pardo Suárez y María González Llerena se convirtieron en las primeras profesoras universitarias que ingresaron en el claustro.

Surge el feminismo en Cuba

Durante el periodo de intervención militar en Cuba, se enviaron varias mujeres a recibir educación a los Estados Unidos y otras tantas se instruyeron en la isla, esto trajo como resultado que cuando en 1902 Cuba se convirtió en una República con un marcado carácter conservador, las mujeres empezaron a estar en contra.

Es importante destacar que durante los debates constitucionales de 1901, el delegado Miguel Gener propuso el sufragio femenino y fue rechazado, por consiguiente, en la naciente República no había lugar para que las mujeres tomaran decisiones.

En este ambiente conservador, las mujeres tomaron conciencia de la necesidad de igualdad, en gran medida gracias al acceso a la educación media y superior, surgió en Cuba un movimiento sufragista.

De los campos en que más se reflejó la incorporación de la mujer a un papel más activo en la defensa de sus derechos, fue la prensa donde exploraron la situación política, social y cultural de la mujer y difundieron el feminismo. Entre las mujeres comunicadoras de la época estaba Mariblanca Sabas Alomá, quien contaba con un espacio en las revistas Carteles y Social, trataba temas peliagudos que en muchos casos respondían a las denuncias de sus lectoras

Como parte de las luchas por la igualdad de género en 1912 surgieron las primeras organizaciones abiertamente feministas: Partido Popular Feminista, Partido de Sufragistas Cubanas y el Partido Nacional Feminista; este último liderado por Amalia Mallé.

Estos movimientos lograron sus primeras victorias en 1917 con la Ley de la Patria Potestad y la ley del divorcio en 1918.

En 1921 crearon la Federación Nacional de Asociaciones Femeninas de Cuba (FNAF), conformada por cinco asociaciones: Club Femenino de Cuba, Congreso Nacional de Madres, Asociación de Católicas Cubanas, Asociación Nacional de enfermeras y Comité de la Creche Habana Nueva. Contaban con un total de  ocho mil mujeres afiliadas, su objetivo era reunir a las mujeres en un espacio diferente al que ellas habitaban, además de alcanzar los niveles de integración con los que contaban los hombres.

Desde la presidencia de la FNAF surgió la propuesta de crear un congreso anual en el que trataran todos los asuntos de importancia para las mujeres cubanas y en el que pudieran participar tanto las mujeres afiliadas como las que no.

El Primer Congreso Nacional de Mujeres ocurrió en 1923 y asistieron 31 organizaciones. Ninguna mujer obrera asistió, aunque sí contó con mujeres de distintas creencias y corrientes ideológicas. Entre las reclamaciones más importantes de la reunión estuvieron la realización de campañas a favor del sufragio femenino, que se luchara por la igualdad con respecto a los hombres en las áreas de la política y la economía, combatir las drogas y la prostitución, instaurar leyes para la protección de los niños y modificar la enseñanza.

El primer Congreso Nacional de Mujeres fue el primero de su tipo en Hispanoamérica y en él expusieron sus criterios, sin limitación alguna, las delegadas católicas, protestantes, israelitas y teósofas.

Si quiere conocer más sobre el Primer Congreso Nacional de Mujeres, lo invitamos a leer Génesis del movimiento feminista cubano: breve acercamiento al Primer Congreso Nacional de Mujeres

En el Segundo Congreso Nacional de Mujeres, celebrado en 1925, sí estuvo representada la mujer negra trabajadora con la presencia de Inocencia Valdés. Asistieron a ella 70 organizaciones y el presidente electo Gerardo Machado estuvo presente en la inauguración. La principal demanda, nuevamente, fue el derecho al sufragio y se incluyó la condena al aumento de pornografía.

A diferencia de la primera, en esta reunión se dieron problemas entre las congresistas, uno de los factores que impidieron la celebración de un tercer congreso hasta que no hubiese transcurrido más de una década.

Antes del tercer congreso, fue aprobado en 1934 el derecho de las mujeres cubanas al sufragio, y en las elecciones de 1936, por primera vez la mujer cubana estuvo en las urnas.

En 1939 se celebró el tercer congreso y su principal demanda fue una reforma a la constitución de la república. Otros puntos fundamentales fueron el derecho civil, la realización de un código de la familia, la lucha contra el proxenetismo y el rechazo a la pena de muerte.

Estos debates se extendieron durante todo el año y sostenían sus argumentos respecto a la igualdad de género. Esto permitió que el tema fuera priorizado en la Asamblea Constituyente que elaboraría la Constitución de 1940.

La Constitución de 1940 dejó jurídicamente instituidos importantes derechos como la igualdad de todos los cubanos ante la ley y la ilegalidad de cualquier tipo de discriminación, incluida la discriminación por cuestiones de género.

Si le interesa conocer más sobre el tratamiento de la mujer en las distintas constituciones de Cuba, le aconsejo leer Las constituciones cubanas y los derechos femeninos

En 1952 las mujeres no se quedaron atrás a la hora de oponerse al golpe de estado de Fulgencio Batista y crearon el Frente Cívico de Mujeres Martianas (FCMM). Y cómo olvidar la actitud de Melba Hernández y Haydeé Santamaría cuando el 26 de julio de 1953, Fidel Castro no quería dejarlas participar en las acciones armadas y ellas se negaron a retirarse y participaron en los asaltos.

Celia Sánchez, de quien hablamos al principio, fue la primera mujer en tomar un fusil en la Sierra Maestra (y antes de eso fue, junto a Vilma Espín, una de las figuras más importantes en la lucha clandestina) y urgió a la creación de las Marianas, un pelotón en el que casi ningún hombre de la Sierra confiaba y fue entrenado por el mismo comandante Fidel en persona y tuvieron el mérito de ser guardaespaldas de él.

Después de 1959, la emancipación de la mujer fue una de las prioridades del gobierno revolucionario. Además, se tomaron medidas como las mencionadas anteriormente, pero este tema merece retomarse en otros análisis con mayor profundidad.

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