La unidad es imprescindible
“La prisa del enemigo en levantar la discordia indica sobradamente que no se ha de ser cómplice del enemigo”.
José Martí
Hoy, más que nunca, ante los constantes ataques del enemigo para desunir a la Revolución cubana, resuena con mayor fuerza el pensamiento martiano, en su mejor discípulo, Fidel, y en la continuidad de su proceso, defendida por Raúl y Díaz-Canel. Un plan de inteligencia enemiga, basado en la manipulación de la información, la creación de historias falsas y la exacerbación de verdades parciales, con el objetivo de crear fisuras en el bloque revolucionario.
Con vergüenza e indignación asistimos al surgimiento de autodenominadas corrientes y bandos –»extremistas», «izquierda extrema», «izquierda fresa»— entre quienes se autoproclaman dueños de la verdad absoluta. Nos preguntamos: ¿cuándo adoptamos estos nuevos nombres? ¿Cuándo se fraccionó la unidad revolucionaria, que siempre ha sido nuestra fortaleza? Yo, al menos, no pertenezco a ninguna de estas etiquetas. No soy de izquierda ni de derecha; soy revolucionario, seguidor de la Revolución de Fidel y militante del Partido Comunista de Cuba. Dentro del Partido, no existen estas divisiones artificiales.
¿Es casualidad esta proliferación de bandos? No lo creo. El Apóstol, en su lucidez visionaria, lo anticipó:
“A un plan obedece nuestro enemigo: el de enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo…Plan contra plan”.
Considero que hay quienes, consciente o inconscientemente, están jugando al juego del enemigo. Como dijo Martí, «la prisa del enemigo en levantar la discordia indica sobradamente que no se ha de ser cómplice del enemigo».
La unidad es, y siempre será, imprescindible. Fidel lo expresó con claridad: “Unidad significa compartir el combate, los riesgos, los sacrificios, los objetivos, ideas, conceptos y estrategias, a los que se llega mediante debates y análisis. Y terminó subrayando: «Unidad significa la lucha común contra anexionistas, vendepatrias y corruptos…”.
Martí, consciente de la necesidad de la unidad para salvar la Revolución, declaró: «No estoy aquí para créditos ni fama —sino para salvar la Revolución…». Su pensamiento sigue siendo una guía fundamental en estos tiempos convulsos.
En un momento donde las fuerzas contrarrevolucionarias buscan la división para debilitar nuestra causa, el llamado a la unidad es más urgente que nunca. Debemos fortalecer nuestra cohesión, reafirmar nuestros principios y defender con firmeza la Revolución que tanto sacrificio ha costado. Recordemos que la unidad del pueblo, en torno a la obra revolucionaria, ha sido y seguirá siendo nuestra mayor fortaleza.