La historia que no se puede olvidar

Con los cambios generacionales y el desvanecimiento de la memoria popular, las acciones ejecutadas por Estados Unidos contra la Revolución cubana muchas personas las olvidan o desconocen, situación peligrosa porque el objetivo de los yanquis sigue siendo el mismo.
Desde Miami, por las redes sociales, un grupo de terroristas se dedican a incitar a los cubanos para que ejecuten actos contra la estabilidad de la nación, incluidas agresiones físicas a los simpatizantes del proceso revolucionario, policías y altos funcionarios gubernamentales, sin que las autoridades estadounidenses tomen las medidas pertinentes. A eso se suman los congresistas de origen cubano que abogan por erradicar el sistema socialista.
En estos tiempos los cubanos no pueden olvidar las acciones terroristas que la CIA llevó a cabo contra la economía revolucionaria, bajo el principio diseñado por Lester D. Mallory, para lograr el “desencanto y el desaliento basado en la insatisfacción y las dificultades económicas”.
Un documento preparado el 8 de junio de 1963 por la CIA, para el Grupo permanente del Consejo Nacional de Seguridad, contempla un programa de Acciones Encubiertas contra la economía de la Isla, con el objetivo de “evitar la consolidación del régimen comunista”.
Para alcanzar ese propósito, la CIA presentó un programa de acciones interdependientes, entre ellas:
-La obtención encubierta de inteligencia, tanto de los requerimientos estratégicos de Estados Unidos como de sus necesidades operativas.
-Acciones de propagada para estimular sabotajes simples de bajo riesgo y otras formas de resistencia pasiva y activa.
-Acciones económicas negativas sobre una base creciente.
-Sabotaje general y hostigamiento.
-Apoyo a los grupos cubanos anticastristas y ayudarlos en la ejecución de las acciones propuestas.
Y afirman: “Solamente después que los efectos de la represalia económica y de las acciones de sabotaje, se sientan profundamente en la población y en los grupos de élite, se puede esperar convertir la desafección en las fuerzas armadas y otros centros de poder del régimen, en revueltas activas contra el séquito Castro-comunista”.
Para la CIA la obtención de información era una prioridad, a fin de planificar y organizar sus Operaciones Encubiertas contra la economía cubana, fundamentalmente de sabotaje contra sectores vulnerables.
En el documento la CIA plantea “la importancia del trabajo psicológico, previamente aprobado en apoyo de la política de Estados Unidos contra Cuba, destacando los programas de radio controlados por la Agencia y otros medios de propaganda, dirigidos a estimular en Cuba sabotajes simples de poco riesgo y otras formas de resistencia activa y pasiva”.
Según ellos: “esas operaciones de propaganda están calculadas para crear una atmósfera psicológica dentro de Cuba, la cual facilitará el cumplimiento de las demás acciones del programa integrado de Acciones Encubiertas”.
Con total cinismo la CIA argumenta:
“Las sanciones económicas oficiales abiertas de Estados Unidos, junto con las Operaciones Encubiertas de represalia económica, están provocando un marcado efecto adverso en la economía cubana y para alcanzar un impacto máximo, este esfuerzo debe ser coordinado con las operaciones de sabotaje”
“Los sabotajes en este programa son tanto un arma económica como un estímulo a la resistencia y debe existir una visible y dramática evidencia del sabotaje, para que sirva como un símbolo del creciente desafío popular al régimen de Castro”.
“Esas operaciones serán realizadas lo mismo por agentes controlados desde afuera, ahora disponibles, o por los agentes internos o aquellos que se consignan”.
Los cubanos deben tener presente y nunca olvidar lo que se ha sufrido con esas acciones punitivas de la CIA y su desfachatez al plasmar en su documento:
“Cada acción tendrá sus peligros: habrá fracasos con la consecuente pérdida de vidas y acusaciones contra Estados Unidos, que resultarán en críticas en casa y afuera, pero ninguna de esas consecuencias esperadas deberá hacernos cambiar nuestro curso, si el programa expuesto tiene éxito”.
“El gobierno debe estar preparado para negar públicamente cualquier participación en esos actos, no importa lo alto o incluso lo detallado que pudieran ser los informes de la complicidad de Estados Unidos”.
“Las operaciones de sabotaje serán organizadas con una evaluación preliminar de su efecto, sobre: La Energía eléctrica”.
“La interrupción de cualquiera de las redes de energía existentes, que puedan ser afectadas por sabotajes o por la destrucción de sus instalaciones generadoras o de las subestaciones críticas en la red de distribución, debilitarán significativamente la economía existente y la estructura social, particularmente en vista de que, en muchas zonas la energía disponible ahora no es la adecuada para alcanzar las demandas de los consumidores públicos e industriales”.
“Pequeños actos de sabotajes ejecutados por la población, exacerbarían la actual escasez de electricidad y el efecto acumulativo de todas dichas acciones podrían provocar una caída prolongada del sistema eléctrico, pues ya existe escasez de piezas de repuesto y de materiales de reemplazo”.
Petróleo, Aceite y Lubricantes (PAL).
“El daño o la destrucción de PAL y/o las instalaciones de almacenamiento, afectarían seriamente casi todos los aspectos de la economía cubana. La industria eléctrica depende casi enteramente del PAL, como combustible para las plantas generadoras y la industria azucarera depende del proceso de energía del PAL y de las facilidades del transporte, igual que el transporte interprovincial”.
“Las instalaciones de producción y almacenaje son susceptibles a los ataques externos con armas o por métodos más sutiles, si pudieran conseguirse los agentes internos con un adecuado grado de acceso. La pérdida de instalaciones de refinación puede ser compensado por embarques aumentados del bloque soviético de productos refinados, pero dicho cambio requeriría un período de reajuste, durante el cual habría una pesada tensión en la economía cubana”.
Transporte: El daño o la destrucción de las vías férreas o de los materiales rodantes de las carreteras o la destrucción de puentes claves, conducirían a una caída de la economía regional la cual es dependiente de un alto grado de distribución de productos importados”.
[…] incluso un pequeño grado de interrupción afectará adversamente el nivel de vida y los resultados de la economía, las cuales son factores decisivos en la estabilidad del régimen. El tipo de operaciones que se prevén en esta categoría irían desde ataques bastantes complejos por agentes externos e internos contra los materiales del transporte, los puentes importantes y las instalaciones de reparaciones, hasta actos simples de poco riesgo por parte de la población, tales como el descarrilamiento del transporte ferroviario o colocar clavos en las carreteras”.
La CIA contempló afectar todas las industrias del país, aunque fuesen pequeñas, porque la parada o disminución de sus producciones debilitarían la economía y producirán el descontento popular contra el régimen.
Hoy Cuba enfrenta una compleja situación económica provocada fundamentalmente por el incremento del Bloqueo, como parte de la guerra económica, comercial y financiera que se mantiene por 66 años y sin tener elementos para señalar a la CIA, se constatan un sin número de incendios en centros industriales y de servicios, descarrilamientos de trenes, ataques contra el transporte público.
Existe una incrementada guerra psicológica a través de las redes sociales, la radio, la prensa y la televisión yanqui, con guiones elaborados en los centros creados por la CIA y el Departamento de Estado para desestabilizar el orden interno en Cuba.
El pueblo cubano debe estar alerta y tener presente los planes que en el pasado diseñó la CIA para intentar un levantamiento popular y justificar una invasión a la Isla para “pacificar” el país, porque el objetivo no ha cambiado.
Preciso fue José Martí al apuntar: “Un pueblo está hecho de hombres que resisten”.




