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Reflexionando desde la  economía

Hoy quiero reflexionar un poco sobre el impacto de la Covid – 19 en la economía de América Latina, de la cual Cuba no está exenta. Muchas veces no entendemos el porqué de las cosas y por ello es necesario hacer una pausa para analizar el tema.

La crisis provocada por la pandemia provocó una pérdida del valor de las principales monedas, índices históricos de inflación, informalidad y una mayor deuda pública.

Se trata de un impacto económico que muchos expertos consideran está lejos de desaparecer, pues la recuperación en la región atraviesa una enorme desigualdad, a pesar de que muchos gobiernos promueven la idea de que la reanimación es abrumadora.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la región creció un 5,9 por ciento en 2021, luego de una caída del 6,8 por ciento anotada en 2020.

Tal estimación basa el crecimiento principalmente en la demanda externa y el aumento de los precios de los commodities (materias primas) que exportan. Países como Venezuela, Panamá y Perú cayeron en los índices más altos, mientras que otros como Paraguay, Guatemala y Nicaragua salieron bien parados del desplome.

La previsión de incremento del Producto Interno Bruto (PIB) solo fue visible a partir del primer semestre de 2021, cuando muchas restricciones comenzaron a ceder y la vacunación generaba la confianza para hablar de un retorno a la normalidad.

Así, los índices económicos comenzaron a mostrar crecimiento, producto del efecto rebote, de acuerdo con un análisis del economista español y gestor de inversiones Daniel Lacalle.

«Cuando se reabre la economía, las cifras de aparente crecimiento aparecen como muy espectaculares, pero en realidad rebotaron. Es decir, cuando la economía cae mucho y en el momento en el que se reabre vuelve haber producción, consumo, pero hablamos de eso, de rebotar, no de crecer», aclaró.

En su opinión, los gobiernos intentan dar una imagen muy optimista de la recuperación y utilizan el concepto de crecimiento. Para la inmensa mayoría de las familias, no es más que recuperar parte de lo perdido durante la pandemia.

A partir de ello, es necesario entender que el PIB es la suma del gasto público, el gasto familiar, la inversión, las exportaciones, menos las importaciones, lo cual significa que se puede haber recuperado una parte, pero no las riquezas de las familias ni de las empresas.

Expertos consideran que no se podría hablar de verdadera recuperación hasta en 2023, si se tiene en cuenta, además, que la Cepal afirmó que la Covid-19 desencadenó la mayor crisis experimentada por los mercados laborales de América Latina y el Caribe desde 1950.

El sector laboral de la región fue el más afectado a nivel mundial por esa enfermedad.  El número de ocupados cayó nueve por ciento en 2020, y la recuperación esperada para 2022 no permitirá alcanzar los niveles pre-crisis, agregó un estudio económico sobre la región.

Cuba no está ajena a esta situación, aunque experimenta otra situación enmarcada en nuestro contexto, por el brutal bloqueo económico de los EE. UU, que algunos aún se dan el lujo de decir que no existe.

Todo ello ha impactado en nuestra situación económica. El gobierno ha tenido que tomar medidas para poder reanimar la economía. En estos temas los resultados no se pueden ver de un día para el otro, sino que llevan de un tiempo, para que las medidas surtan efecto.

Es por ello que el Partido Comunista de Cuba y el gobierno han centrado su accionar en la rehabilitación de la economía y han emprendido un conjunto de acciones que nos permitirán en el menor tiempo posible poder disfrutar de una mejor situación. Estamos seguros que saldremos de este percance. Existe una experiencia económica en nuestro país que nos ha permitido resistir desde hace décadas y que sabrá llevarnos hacia el desarrollo.

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