Historias que los yanquis no cuentan

Estados Unidos siempre ha utilizado la mentira, llamada en estos tiempos Fake News, con aquellos países que tienen gobiernos soberanos y se niegan a subordinarse a los dictados de la Casa Blanca. Por supuesto, la Revolución cubana es una de las más atacadas desde 1959, a fin de que su ejemplo no sea imitado por nadie más.
Documentos oficiales desclasificados dan cuenta de hasta dónde han sido capaces los yanquis para destruir la Revolución encabezada por Fidel Castro, a quien los supuestos campeones de los derechos humanos del mundo quisieron asesinar cientos de veces, sin que hasta la fecha nadie en Estados Unidos haya sido llevado a los tribunales por tales acciones criminales, ni sus gobernantes acusados de ser terroristas.
Una de las decenas de operaciones de ese corte subversivo propuesta a mediados del siglo XX, fue la Operación Lealtad (True Blue en inglés), la cual tenía como objetivo:
“Desmoralizar a Castro y a su gobierno ante los ojos del pueblo cubano por medio de intromisión en las comunicaciones”.
El concepto de esa operación era:
Utilizar transmisores de alta potencia en las inmediaciones de Cuba, desde Florida, Inagwa, Jamaica o a bordo de una embarcación naval, que tuvieran la capacidad suficiente para anular la radio comercial cubana y sus estaciones de televisión, con el fin de desmoralizar de forma periódica en el subconsciente del pueblo cubano, a Fidel Castro y a otras figuras del gobierno revolucionario.
La técnica de la intromisión en las comunicaciones sería explotada con propaganda contra Castro y los comunistas, por medio de transmisiones previamente grabadas o en vivo, en los recesos de transmisión de las estaciones cubanas, los discursos de Fidel Castro y otros momentos similares.
Según afirman los documentos yanquis, esa idea contemplaba emplear a un emigrado cubano para realizar las transmisiones y, naturalmente, sería necesario una vigilancia estrecha de las estaciones cubanas que serían trabajadas. Cualquier cantidad de ideas podrían ser incluidas, como, por ejemplo:
- “Cuba Sí, Rusia No”
- El comunismo explota a las masas.
- El comunismo constituye un totalitarismo despiadado.
- Castro y sus secuaces: devastan el país mientras nosotros estamos racionados.
- Castro y su reino del terror.
- Castro es un lunático y debe ser eliminado.
- Castro es la causa de todos nuestros males.
- Levantémonos contra el cerdo de Castro, etc. etc.
El documento expone que, de ser aprobada dicha operación, se podría convertir en un proyecto continuo, quizás bajo el control de la Agencia de Información de los Estados Unidos (USIA en inglés).
Esto demuestra que los Servicios de Inteligencia de ese país, emplearon desde el pasado siglo XX la llamada Guerra No Convencional, especialmente contra la Revolución cubana, a través de operaciones de subversión política-ideológica para ganar la mente de los cubanos, tal y como ejecutaron en la tenebrosa Operación Peter Pan, logrando influir en padres y madres cubanas para que enviaran a Estados Unidos a sus hijos menores de edad, sin acompañantes, con la complicidad de la Iglesia Católica.
El ex director de la CIA, Allen Dulles, lo expuso sin un ápice de vergüenza en los años 50, al presentar uno de los Estimados de Inteligencia contra la URSS, y entre otras ideas expresó:
“El objetivo final de la estrategia a escala planetaria, es derrotar en el terreno de la idea las alternativas a nuestro dominio, mediante el deslumbramiento y la persuasión, la manipulación del inconsciente, la usurpación del imaginario colectivo y la recolonización de las utopías redentoras y libertarias, para lograr un producto paradójico e inquietante: que las víctimas lleguen a comprender y compartir la lógica de sus verdugos”.
Actualmente, uno de los principales documentos doctrinales estadounidenses sobre la Guerra No Convencional, de las Fuerzas de Operaciones Especiales del Ejército, del año 2010 (TC- 1801), afirma:
“Aprovechar las posibles vulnerabilidades del Gobierno a derrocar; distanciarlo de la población; desplazar hacia posiciones contrarias a la ciudadanía que actúa de forma neutral; trabajar sobre esos elementos a través de la subversión y cuando esto no arroje los resultados estratégicos deseados, recurrir al conflicto armado con el fomento de la insurgencia que actúe de manera irregular, a fin de lograr una inestabilidad incontrolable e impedir la gobernabilidad”
Para alcanzar esos objetivos plantean entre sus principales líneas de acción:
•Rebajar los estándares de vida a la población civil a través de prácticas inhumanas (escasez de productos de consumo diario y tecnológicos).
•Generar una guerra mediática para desprestigiar y justificar las acciones injerencistas por medio de campañas internacionales y nacional, sobre la inseguridad del país.
•Utilizar un gran aparato financiero exterior para subvencionar los actos callejeros, de terrorismo urbano o contra bienes de las naciones blanco de esta guerra.
•Contar con el apoyo secreto de grupos militares y civiles opositores, a quienes se les dotará y serán instruidos en cursos para la elaboración de armamentos y tácticas de ataque.
•Provocar el miedo en la población civil a través de las campañas mediáticas.
•Crear un estado de conflictividad civil para el quiebre moral de los partidarios del Estado. A través de los medios de divulgación construir un clima de desconfianza y desesperanza en la población sobre las actuaciones de su gobierno.
•Violar los derechos humanos de la población y violentar los derechos y acuerdos internacionales.
•Utilizar la técnica del rumor en las calles y demás espacios, para generar confusión y malestar en la población.
•Usar medios de Internet y en las redes sociales con fines desestabilizadores.
•Generar disturbios.
Nada ha cambiado en las pretensiones imperiales, algo de lo que sus medios de comunicación masiva y las modernas tecnologías de la informática y las comunicaciones, no informan a sus ciudadanos, ni tampoco al resto del mundo.
Así es como trabajan quienes acusan a Cuba de ser un “país patrocinador del terrorismo”, mientras ellos lo promueven y a la vez acogen a los que ejecutan actos criminales bajo las órdenes de sus Servicios de Inteligencia.
No se equivocó José Martí cuando escribió en 1885:
“A los Estados Unidos un deseo absorbente los anima siempre, rueda continua de esta tremenda máquina: adquirir tierra, dinero, subvenciones, el guano del Perú y los Estados del Norte de México”.