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Caos y zozobra a las puertas del «paraíso»

El 11 de mayo, a las 11:59 de la noche, finalizó en EE. UU. la aplicación del Título 42, un programa sanitario implementado durante la pandemia por los centros para el Control de Enfermedades.

Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional de ese país, advirtió que la frontera «no estará abierta» tras el fin del programa, y advirtió sobre posibles detenciones y procesamientos acelerados de deportación a todo aquel que intente cruzar la línea divisoria con México.

Horas antes de la medida adoptada por el gobierno de Joe Biden, las imágenes llegadas de la frontera, custodiada por miles de soldados desplegados por órdenes de Washington, mostraban la confusión próxima al caos que se vive en la zona limítrofe con México.

A partir del fin del programa, la medianoche del jueves, las personas que entren ilegalmente al país tendrán la oportunidad de solicitar asilo, un estatus legal que pueden obtener si cumplen los requisitos y si demuestran que enfrentan persecuciones u otros riesgos en su país de origen.

Pero cumplir los requisitos planteados por Washington no será nada fácil, porque el Gobierno estadounidense piensa imponer nuevas restricciones y si el proceso funciona según lo previsto, muchos serán deportados con relativa rapidez.

«A veces se trata de la calidad del caso que se presenta o del cumplimiento de las normas de un sistema que, a menudo, es caótico. Muchas veces, es cuestión de suerte», refiere The New York Times.

Por otro lado, la Casa Blanca está implementando una nueva regla que exige que las personas que solicitan protección demuestren que primero solicitaron asilo en México u otro país en su camino a EE. UU., y que sus peticiones fueron rechazadas.

El presidente Biden anunció que aumentaría las oportunidades para que los migrantes sean aceptados en el «paraíso» a través del programa de refugiados, el permiso humanitario, la reunificación familiar y proyectos de trabajo temporal.

Entre las herramientas facilitadas por Washington destaca una nueva aplicación móvil que las personas deben utilizar antes de entrar en Estados Unidos, para conseguir una cita con la Patrulla Fronteriza y presentar una solicitud de asilo.

Sin embargo, muchos aspirantes han tenido dificultades para agendar una cita a través de la aplicación denominada CBP One.

No es necesario ser adivino para pronosticar que la «suerte» no favorecerá a muchos «soñadores» que buscan solucionar los problemas que enfrentan en sus países de origen, en un continente afectado por la crisis económica, el deterioro de los programas sociales y las secuelas de la recién finalizada pandemia.

Mientras, del lado norte de las puertas del quimérico Edén, el panorama no es nada halagüeño; el ambiente económico, social y judicial es muy desfavorable y hostil para los inmigrantes.

Gina Plata-Nino, directora adjunta del programa SNAP, del Food Research and Action Center, señaló recientemente que uno de cada cinco latinos sufre hambre en EE. UU., situación que se agravó a partir de marzo, al terminar la ayuda alimentaria que el Gobierno  venía ofreciendo a personas de bajos ingresos por la pandemia de la COVID-19.

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