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Fidel en la memoria y la acción unitaria

En mi mente Fidel. El líder cubano que acudió a muchas Cumbres Iberoamericanas, desde la primera efectuada en Guadalajara, México, los días 18 y 19 de julio de 1991, hasta  la de Panamá, el 17 y 18 de noviembre del año 2000, cuando un plan de la CIA y los sectores más radicales de la contrarrevolución cubana asentada en Miami, y la complicidad de la mandataria del país anfitrión, facilitaron la presencia del terrorista de origen cubano, Luis Posada Carriles, quien se proponía, mediante un acto terrorista, asesinar al Comandante en Jefe cuando visitara y hablara a estudiantes y pueblo en el Paraninfo de la Universidad panameña.

La vandálica acción fue denunciada y abortada por los Servicios de Inteligencia cubanos.
Estas Cumbres, como el propio Fidel lo explicaría, contribuyeron al proyecto de una región más libre e independiente y a la vez más unida en defensa de sus pueblos y sus recursos.

En Guadalajara, el Comandante en Jefe era la expectativa de todos, principalmente de los pueblos de América Latina y el Caribe. Desde aquel primer momento, el tema integración ha sido punto fijo de la agenda y ha ganado espacio en su alcanzable objetivo.

Estados Unidos no podía ver crecer en su proclamado «patio trasero» un embrión en el que necesariamente se alzarían las voces de muchos líderes, como Fidel, Chávez, Néstor Kirchner, Lula, Correa, Evo, Mujica y muchos otros que representaban el sentir de sus pueblos y el clamor de una América hispana unida, robusta, solidaria y respetada por todos.

Proyectos para el desarrollo y fomento de la amistad y la solidaridad fueron ganando espacio.
Sin embargo, y como era de esperar, Estados Unidos saltó como liebre y concibió la creación del ALCA, constituida en julio de 1994. Su objetivo principal como Área de Libre Comercio de las América era propiciar la dependencia plena de los países de la región, tanto al mercado estadounidense como a los intereses de las administraciones de ese país.

El ALCA, como proclamó Hugo Chávez, «se fue al carajo» por el empuje de los pueblos latinoamericanos y caribeños. 

La OEA, siempre al servicio de Washington, se plegó a todo lo que pretendieran sus gobiernos y ha servido como avanzada en el fomento de la división entre los pueblos latinoamericanos y hasta ha organizado golpes de Estado, cuando quienes llegan al poder representan las fuerzas más progresistas de la región.

Hoy, en esta cita de Santo Domingo, Cuba asiste con el compromiso compartido de una Iberoamérica más justa y sostenible. Y contribuye, como lo ha hecho siempre, a que las ideas integracionistas ganen fuerza y espacio.

En las distintas Cumbres, y esta no será la excepción, las naciones iberoamericanas han exigido fervientemente el levantamiento del bloqueo estadounidense contra Cuba y el fin de todas las medidas coercitivas que pretenden asfixiar al pueblo de la Isla.

Las ideas de Fidel de una América Latina y el Caribe unidos, y su compromiso de que sea la amistad y la solidaridad de nuestros pueblos el bastión principal para consolidar nuestros proyectos de país, continúan siendo hoy, el eslabón principal que debe identificar estas citas como la Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo.

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