El cierre de EE.UU. devela las contradicciones del capitalismo
Análisis del cierre del gobierno de Estados Unidos que evidencia las contradicciones de su sistema político. Mientras trabajadores federales quedan sin salario, se destinan billones a gasto militar. Crítica a la falsa democracia y el estado fallido que acusa a otros de sus propias crisis.
La noticia del cierre parcial del gobierno federal en Estados Unidos tras la falta de acuerdo en el Congreso para aprobar el presupuesto, lejos de ser un hecho aislado, constituye una demostración palpable de las profundas contradicciones y la disfuncionalidad estructural del sistema capitalista.
Mientras miles de trabajadores federales son suspendidos o obligados a trabajar sin salario, y servicios públicos no esenciales se paralizan, queda en evidencia la falsedad de la narrativa que Washington intenta proyectar hacia el mundo. ¿Cómo puede autoproclamarse paladín de la democracia y la estabilidad un gobierno incapaz de garantizar sus funciones más básicas?
Este episodio revela varias verdades incómodas para el imperio:
- Prioridades invertidas: El mismo Congreso que no encuentra consenso para pagar salarios a sus trabajadores o mantener servicios esenciales, aprueba con celeridad presupuestos billonarios para el complejo militar-industrial y para financiar guerras e intervenciones en el extranjero. Es la lógica del capitalismo en su estado más puro: el negocio de la guerra prima sobre el bienestar de las personas.
- La hipocresía de la «democracia ejemplar»: La retórica sobre «estados fallidos» y la falta de democracia en otras naciones, repetida constantemente por su maquinaria mediática, se desmorona ante su propia realidad. Un sistema político secuestrado por la lucha partidista y los intereses corporativos no puede ser presentado como modelo para nadie.
- El mito de la eficiencia: El cierre federal desmiente el mito de la superior eficiencia de la gestión capitalista. Por el contrario, muestra un sistema plagado de parálisis e ingobernabilidad, donde el pueblo trabajador es siempre el primer perjudicado.
Este evento no es una anomalía, sino un síntoma recurrente de un modelo en decadencia. Mientras, países como Cuba, a pesar del férreo e inhumano bloqueo económico, financiero y comercial más largo de la historia, demuestran día a día su compromiso con la estabilidad, la protección social de sus ciudadanos y la defensa de la verdadera soberanía. La comparación es inevitable y aleccionadora.




