El cadáver de la contrarrevolución
La contrarrevolución interna es solo un espejismo.
Sí, quedan algunos asalariados recalcitrantes que claman continuamente por ganancias provenientes de Washington, cuya única convicción es el dinero. Son oportunistas y vividores, no “activistas” movidos por una convicción. La supuesta libertad del pueblo cubano -ganada hace más de seis décadas con el triunfo revolucionario y defendida todos los días por los patriotas reales- no es para ellos sino un concepto manipulado, para llenar alacenas y bolsillos.
Son zombies, muertos vivientes, reclamando dólares a sus financistas. Muchos de estos cadáveres siguen tratando de volver a la vida, con intentos fallidos de articular campañas por aquí y por allá. El gobierno estadounidense, con énfasis en su representación en la Isla, sigue echando gasolina en el tanque de los egos inflados. Y los mercenarios, por su parte, aspiran al protagonismo ficticio de las redes sociales, en ausencia del abrigo del pueblo, que los desprecia y repudia.
De mentiras, aguacates y papelazos
Ejemplo vivo de esto constituyen desprestigiadas figuras de la talla de Berta Soler y Beatriz Roque Cabello. A la primera la recordamos por los shows cada domingo con el “damo de blanco” Manuel Moya. Las disputas por dinero y protagonismo acabaron por destruir el engendro que ella promovía, una muestra de las verdaderas motivaciones que mueven a estos sujetos.
De Roque Cabello nos viene a la mente la famosa “mentira del aguacate”. ¿En qué consistió el papelazo? Fingía una presunta huelga de hambre, debilidad corporal y decaimiento, mientras por la ventana de atrás le pasaban frutas, vegetales y hortalizas, además de productos cárnicos.
En aquel entonces, la “pobre” señora sostuvo conversaciones con la terrorista Fundación Nacional Cubana Americana, y recibió la visita de una funcionaria de la entonces Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana (SINA), Maureen McGovern. Cinco días antes de haberse iniciado la farsa, había almorzado con el jefe de la SINA, John Patrick Caufield. Queda claro quiénes escribieron el guion de aquella inverosímil puesta en escena.
Hasta rencillas hubo entre Soler y Roque, por visibilidad mediática y, por tanto, financiera. Pero ni en ese entonces se les podía considerar como una “oposición” seria, creíble. Ni la SINA las quería ya pues, según las revelaciones de Wikileaks- había descartado a su generación, y apostaba por caras más jóvenes y, aparentemente, más baratas.
Sin penas, ni glorias
Podríamos seguir hablando todo el día de la fracasada nómina de EE.UU. contra Cuba, dentro y fuera de la Isla. El terrorista Orlando Gutiérrez, el demagogo Guillermo “Coco” Fariñas, la frustrada Rosa María Payá…se nos acabaría la tinta mencionando nombres. ¿Cuál es el objetivo perseguido por estas figuras? Hacerle creer al mundo que existe una oposición real en Cuba, cuando la propia realidad demuestra la carencia de fundamento de esa afirmación. Y, por supuesto, incitar al terrorismo contra la Mayor de las Antillas.
En más de una ocasión se ha demostrado el vínculo de los mencionados sujetos con la incitación de actos violentos dentro del territorio nacional, que ocasionarían grandes pérdidas en el orden material y humano.
Se van a la cama todos los días soñando con un estallido social. Tratan de generar pequeñas chispas, las soplan, aspirando a ver el fuego consumir todo el país.
Pero siguen cayendo de bruces, una y otra vez.
No aprenden. Por cada piedra que lancen, levantaremos diez escudos. Por cada ataque, sabremos responder con dignidad y entereza, algo totalmente ajeno a su naturaleza entreguista y falaz.
Un comentario