El bloqueo existe: Presiones del lobby anticubano impiden aumento de importaciones a la Isla

El martes pasado, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó una propuesta legal para facilitar importación de productos agrícolas a Cuba. Para este jueves, el ala anticubana de la instancia gubernamental ya había provocado su anulación, en nombre de la “libertad del pueblo”. Limitan el acceso de la Isla a mercados internacionales esgrimiendo tal argumento. ¿Existe acaso algo más contradictorio?
La Enmienda 137 a HR 8294, que financia el Departamento del Tesoro y su Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), vino de mano de la congresista demócrata Rashida Tlaib, del Estado de Minnesota. Impediría que se emplearan fondos para implementar la prohibición del financiamiento a las ventas agrícolas a Cuba.
“Gracias por apoyar nuestra enmienda presentada hoy, que facilitaría a Cuba la importación de alimentos de Estados Unidos. Esto ayudaría a aliviar la escasez de alimentos en Cuba y ayudaría a los productores agrícolas estadounidenses, muchos de ellos en Michigan”, había escrito Tlaib en su perfil oficial de Twitter. Contó con el apoyo de los diputados Gregory Meeks (Nueva York), presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara Baja, y Jim McGovern, presidente del Comité de Reglas.
Thank you @RepGregoryMeeks and @RepMcGovern for supporting our amendment on the floor today, that would make it easier for Cuba to import food from the US. This would help ease the food shortages in Cuba and help US agricultural producers, including many here in Michigan https://t.co/HvDkMhDmAU
— Congresswoman Rashida Tlaib (@RepRashida) July 20, 2022
El discurso del odio anticubano
La enmienda no fue aprobada, con una votación de 260 votos a favor y 163 en contra. Como era de esperar, los representantes anticubanos volvieron al argumento de no hacer concesiones con una “dictadura terrorista”.
Cuando conoció el resultado de sus presiones, el congresista Mario Díaz-Balart agradeció el apoyo “al pueblo cubano para rechazar una enmienda (…) destinada a otorgar concesiones unilaterales al régimen de Cuba”.
“Un voto en contra de esta enmienda es un voto a favor de los intereses de seguridad nacional de los Estados Unidos. Y un voto en contra de esta enmienda es un voto por los derechos humanos y la libertad del pueblo cubano”, dijo el descendiente directo de Rafael Lincoln Díaz-Balart, quien hiciera su fortuna gracias a sus vínculos con la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista. Tras la huida del dictador, fundaría La Rosa Blanca, considerada antecedente de la contrarrevolución y el terrorismo contra Cuba en EE.UU.
¿Acaso el bienestar del pueblo cubano está en contra de la Seguridad Nacional de la potencia norteña? ¿Una lista interminable de muertes, guerras y bombardeos alrededor del mundo, como la ostentada por la cúpula de Washington, no son la mayor muestra de terrorismo mundial?
Desde un discurso contradictorio, el ala anticubana sigue enmascarando la verdadera entraña destructora del Capitalismo y el daño que las ansias hegemónicas imperialistas han causado a la humanidad.
Si Cuba sabe de terror es por las innumerables agresiones que ha recibido de Estados Unidos, en todas las esferas de desarrollo del país. El bloqueo constituye la piedra angular de esta política hostil. El principal perjudicado ha sido el cubano de a pie, ese mismo que tanto claman defender.
Beneficios mutuos del aumento del comercio con Estados Unidos

Al proponer la enmienda, Tlaib valoraba que su puesta en práctica ayudaría a los productores agrícolas norteños, crearía millones de empleos en Estados Unidos y proporcionaría a los habitantes de la Mayor de las Antillas alimentos a menor costo.
Propuestas similares se han incluido con anterioridad en gran número de proyectos de ley, entre ellos, la Ley de Exportaciones Agrícolas de Cuba, que contó con copatrocinadores republicanos.
El respaldo inicial de la opción legislativa demuestra el pronunciamiento conjunto de los legisladores a favor de levantar la prohibición de su gobierno de financiar las exportaciones agrícolas a Cuba y el incremento del comercio en este sector.

Tanto Meeks como McGovern habían enfatizado en el impacto del bloqueo impuesto por Estados Unidos en la situación económica de la Mayor de las Antillas. El contexto es adecuado para promulgar una suspensión temporal de las prohibiciones, que permitiría expandir las exportaciones estadounidenses a un mercado próximo.
La III Conferencia Empresarial Agrícola Cuba-EE.UU., celebrada en la nación caribeña en abril de este año, demostró las potencialidades de la cooperación bilateral. “La presencia de numerosos delegados en esta sala prueba que existe voluntad en Cuba y en EE.UU. para trabajar juntos y resolver las dificultades en el comercio agrícola”, valoró durante la inauguración del evento el presidente de la Coalición Agrícola EE.UU.-Cuba, Paul Jonhson. También destacó las oportunidades creadas con el surgimiento de Mipymes, para producir de manera conjunta, así como invertir en capital y conocimientos.
“Podemos y necesitamos hacer mucho más”, decía el representante estadounidense. “El bloqueo de EE.UU. contra Cuba limita el comercio de manera significativa. Nosotros no podemos exportar más a Cuba, pero debemos ser capaces de trabajar con los productores cubanos para aumentar la producción local, invertir en el capital, en el conocimiento y en la cooperación en la agricultura, y para reducir las pérdidas en las cosechas e importar productos cubanos a EE.UU.”, añadió.
Por lo tanto, la voluntad de trabajar existe en ambos pueblos, pero el conservadurismo anticubano se empeña en frenar cualquier forma de acercamiento. Los lazos perduran. El bloqueo, también.