Diario The Hill pide normalización de relaciones con Cuba
La inclusión de Cuba en la Lista de países patrocinadores del terrorismo es una muestra “emblemática del pensamiento obsoleto en política exterior” de Washington, publicó el diario The Hill este viernes en un artículo.
La arbitraria decisión ha tenido resultados desastrosos para el pueblo cubano, amplia el texto del importante rotativo, pues “injerta un estigma del país como inherentemente peligroso y beligerante”.
El diario gubernamental argumentó el prejuicio para el turismo cubano, como parte de la larga guerra económica y legal de EE. UU. contra el pequeño país caribeño que “se atrevió a seguir un camino de desarrollo diferente hace 65 años”.
El académico Benjamin R. Young, autor de la investigación, crítica las restricciones económicas adicionales que supone aparecer en esta lista negra, sumadas al recrudecido bloqueo de Estados Unidos, que persiste más de medio siglo después del inicio de su implementación.
El también profesor de la Escuela Wilder de Gobierno y Asuntos Públicos de la Universidad de la Commonwealth de Virginia aborda el beneficio que supone la normalización de relaciones entre ambos países para el pueblo cubano, incluso desde una perspectiva conservadora. En comparación con la ruptura del tejido social y la crisis de opioides reinante en el país norteño, “los males sociales de Cuba se derivan fundamentalmente de dificultades económicas”. Young destacó, además, el ínfimo número de delitos violentos en La Habana, en comparación con el índice de ciudades estadounidenses.
En un contexto de vetusta retórica anticomunista en el establishmente estadounidense, Cuba ha sido vista a menudo como “una espina clavada en el costado”, un chivo expiatorio para los neoconservadores que pretenden pintar a la nación caribeña como una amenaza a la Seguridad Nacional de la potencia. “La proximidad de Cuba a la Florida y su resistencia a la hegemonía estadounidense es lo que ha convertido a La Habana en un adversario estratégico de Washington”, valora Young.
Como señalan encuestas recientes, existe una notable discordancia entre el pueblo estadounidense y el aparato gubernamental. Mientras los primeros piden el fin del bloqueo y la mejora en las relaciones bilaterales, los decisores insisten en el discurso de “amenaza terrorista” que a nadie convence.
El texto sugiere la revaloración del peso en la política norteña hacia la Isla del puñado de cubanoamericanos resentidos del sur de la Florida, que incitan al odio contra su propio país. Además, señala la responsabilidad imperialista en el aumento del flujo migratorio de cubanos hacia ese país.
Incluso desde espacios conservadores en EE. UU. resulta significativo el clamor por el cese de la histórica hostilidad contra la Mayor de las Antillas. Si el llamado de la comunidad internacional, de los cubanos y de su propio pueblo no es suficiente para generar el cambio, ¿qué lo hará posible? La élite política de Washington retrocede, sin rumbo ni respuesta.