HACE 65 AÑOS
La primera conjura del Gobierno de Estados Unidos contra la Revolución Cubana
El 26 de marzo de 1959, en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el Presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower, aprobó la primera operación diplomático-subversiva contra la Revolución Cubana.
Reunión de Cancilleres de la OEA
En la “V Reunión de Consulta de Cancilleres de países miembros de la Organización de Estados Americanos” realizada en Santiago de Chile del 12 al 18 de agosto de ese mismo año, la Delegación Cubana salió airosa en la pretensión de condena y en la aplicación de medidas de fuerza hemisféricas en contra de Cuba.
Carlos Lechuga, quien a la sazón era embajador cubano en la OEA ha afirmado que la pretensión original consistía en que de aquella reunión se derivara la aplicación contra Cuba de medidas de fuerza a través del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), sobre la base de la “Declaración de Solidaridad para la Preservación de la Integridad Política de los Estados Americanos contra la Intervención del Comunismo Internacional”, que había sido aprobada por la OEA en 1954 y aplicada contra el gobierno democrático de Jacobo Arbenz Guzmán.[i]
La verdad de Cuba y el verbo apasionado y ardiente de Raúl Roa García, impidió la consumación de las más negativas de las pretensiones, y logró un “balance negativo para Washington y para el Sistema Interamericano”, de acuerdo con la evaluación de nuestro embajador.
Según el embajador Eduardo Delgado Bermúdez, en su libro La batalla diplomática de Cuba: la OEA, a partir de entonces los objetivos perseguidos por ese organismo internacional en su labor contra Cuba habían sido “… aislar al Gobierno Revolucionario a través de sanciones colectivas y el rompimiento de las relaciones diplomáticas; neutralizar los efectos de su ejemplo de rebeldía, independencia y reivindicación de las demandas del pueblo trabajador; y (como sucedió en la V Reunión) buscar el respaldo jurídico a una eventual intervención militar para derrocar al gobierno”.[ii]
La Conspiración Trujillista
El 13 de agosto de 1959, mediante una singular operación militar y de contrainteligencia, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz hizo fracasar en el aeropuerto de la sureña ciudad de Trinidad, en Las Villas, la avanzada de una invasión denominada Legión Anticomunista del Caribe, conformada por mercenarios europeos y antiguos militares batistianos, que había sido concebida por el tirano dominicano Rafael Leónidas Trujillo, como desproporcionada respuesta al desembarco en su país el 14 de junio, de anti-trujillistas entrenados en Cuba bajo el liderazgo del revolucionario dominicano Enrique Jiménez Moya.
Desde febrero la CIA era conocedora de que en el término de unos meses, aquellos revolucionarios saldrían desde Cuba para luchar contra la tiranía dominicana. Este tipo de acción —la colaboración entre políticos afines a ambos lados de una frontera— había sido frecuente en varios países de la región, pero hasta este momento carecían de entidad para ser valoradas en reuniones de cancilleres. En esta ocasión en el caso de Cuba no sucedería así.
El oficial de la CIA Gerry Droller, en viaje a República Dominicana, se había informado de las medidas que allí se gestaban contra la Revolución Cubana, a través de la Legión Anticomunista del Caribe, y había sugerido que se organizara un paralelo levantamiento contrarrevolucionario en Cuba,[iii] que le diera mayor entidad a la gran “inestabilidad en el Caribe”, sobre la cual culpar a Cuba en la OEA con las maniobras diplomáticas que se preparaban.[iv]
Una medida de la CIA contra Cuba: una expedición a Panamá en abril 1959
Otro hecho que se había utilizado como pretexto contra Cuba en la reunión de la OEA, fue una relativamente numerosa participación de combatientes cubanos —a título personal— en una expedición armada que partió desde el puerto de Batabanó al sur de la capital cubana, en dirección hacia Panamá el 19 de abril de 1959.
Entre ellos se encontraban antiguos combatientes clandestinos contra la tiranía batistiana que dada la efervescencia revolucionaria del momento, no dudaron en responder a la convocatoria de líderes estudiantiles panameños vinculados a varios levantamientos revolucionarios armados en el país itsmeño, donde el más significativo en aquellos días fue el del Cerro Tute, en Veraguas, donde perdieron la vida cuatro estudiantes.
A través de determinadas circunstancias, debido a la rotura de una embarcación aquella expedición se unificó con otra similar organizada por políticos panameños no caracterizados como revolucionarios, apoyados en Cuba por mafiosos como el auto-titulado “comandante” César Vega, cuyo cabaret Las Vegas fungió como centro organizativo del proyecto.
Existen elementos para suponer que la atracción de participantes para aquel segundo grupo —unificado finalmente en solamente uno— fue obra de la CIA con el propósito de que contribuyera a fortalecer la acusación de la responsabilidad de Cuba por la supuesta inestabilidad en el Caribe.[v]
Aunque Carlos Lechuga dice que “por su dimensión lo sucedido carecía de trascendencia en el contexto hemisférico”, y que Cuba había contribuido a su solución, lo cierto es que fue un elemento también utilizado con especial énfasis por Estados Unidos para lanzar la acusación contra Cuba en la reunión de la OEA.
Las sesiones del Sub Comité de Seguridad Interna del Senado.
Otra medida puesta en práctica externamente fue la elevada difusión de las audiencias iniciadas en el mes de julio de 1959 en el Subcomité de Seguridad Interna del Senado, para el análisis de una supuesta amenaza comunista contra Estados Unidos a través del Caribe. La labor de este Subcomité inauguró a nivel congresional las acciones encaminadas al aislamiento internacional de la Revolución Cubana, gestiones que no han cesado a partir de entonces. A partir de este momento, el McCarthismo en su versión internacional comenzó a manifestarse con más fuerza contra Cuba.
Las acciones al interior del país de la estación de la CIA en La Habana.
Lo que trajo consigo mayor agudeza a la actividad subversiva hacia el interior de nuestro país, fue un proyecto de la Embajada de Estados Unidos en La Habana, del 12 de abril de 1959, donde se plasmaba el más vasto plan que pueda imaginarse sobre la sociedad cubana en su conjunto, con influencia negativa hacia periodos posteriores, utilizando para su realización medios y métodos del trabajo clandestino de la CIA y otros recursos.
Los más importantes hechos subversivos en nuestro territorio nacional de todo aquel periodo tuvieron su origen en el punto 5 de aquel primer plan de la estación local de la CIA en La Habana.
Fue relevante el proselitismo anticomunista del entonces Comandante Huber Matos Benítez en los más altos niveles del Gobierno Revolucionario y el Ejército Rebelde a partir de abril de 1959, hasta su acción sediciosa del mes de octubre; así como la utilización del traidor Pedro Luis Díaz Lanz en la escalada propagandística que implicó su carta de “renuncia” al cargo de jefe de la fuerza aérea (una situación sin fundamento, porque ya había sido destituido de esa responsabilidad), su salida ilegal del país organizada por la CIA y su posterior testimonio ante el Subcomité de Seguridad Interna del Senado.
También relevancia extrema hubiera tenido la crisis institucional en que hubiese culminado la actividad del entonces Presidente provisional Manuel Urrutia Lleó, que no solo se solidarizó con las acciones de Díaz Lanz, sino que pretendía abandonar sus funciones y descabezar al Gobierno Revolucionario, dada la inexistencia del cargo de vicepresidente.
La decisión del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz con la renuncia a su cargo de Primer Ministro, en aras de que fuese la presión popular la que trajera consigo la dimisión a la presidencia por parte de Manuel Urrutia, conjuró las intenciones de la CIA de provocar aquella crisis institucional que debilitara la respuesta de Cuba a la invasión trujillista y a las intenciones de la OEA.
En estas acciones del verano de 1959 el Comandante en Jefe Fidel Castro dirigió el enfrentamiento y la derrota de la primera operación subversiva contra la Revolución, mientras al unísono avanzaba en el desmantelamiento del régimen burgués y en el cumplimiento del Programa del Moncada.
Creemos que esto fue lo que trajo consigo el más desinteresado de los homenajes —el de sus enemigos acérrimos— al Comandante en Jefe. Al elevarse al Director de la CIA, el 11 de diciembre de 1959, por la División del Hemisferio Occidental de la Agencia, la propuesta de la nueva operación subversiva contra Cuba, la que concluiría en Playa Girón, donde se expresaba que para que aquel nuevo plan resultara exitoso, era necesaria la desaparición de Fidel Castro. Ello fue el fundamento de las numerosas conspiraciones y planes de asesinato de que fue objeto. La vida demostró que nunca pudieron con él.
[i] Carlos Lechuga: Itinerario de una farsa, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1991, p. 23.
[ii] Eduardo Delgado Bermúdez: La batalla diplomática de Cuba: la OEA, Ediciones Política Internacional, Instituto Superior de Relaciones Internacionales, La Habana, 2022.
[iii] Fabián Escalante Font: La guerra secreta de la CIA. Agresiones de Estados Unidos contra Cuba 1959-1962, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 1993.
[iv] Para ampliar sobre el tema ver, de ambos autores, Una fascinante historia. La Conspiración Trujillista, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 2009. Una edición corregida y aumentada, es La Conspiración Trujillista. Una fascinante historia, Archivo General de la Nación, volumen CCLXX, Santo Domingo, 2016.
[v] Cuyo autor principal es Julio Dámaso Vázquez, antiguo combatiente clandestino, participante en aquellos hechos. Existe un libro del también combatiente de la clandestinidad Otto Ortiz, editado por el Instituto del Canal de Panamá con el poco feliz título La invasión cubana a Panamá, que fue precisamente el interés de la CIA de cómo se conociera este hecho.
[i] Especialista del Memorial de la Denuncia
[ii] Director del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado
