Cuando el odio se eriza

Por Los Hijos de Bayamo
Te molesta mi amor
mi amor de surtidor…
Silvio Rodríguez
Otra vez, vuelven contra la libertad de expresión aquellos que se erigen como defensores a ultranza de ella. En su intento de menospreciar a quienes muestren admiración y respeto hacia aquellas personas, símbolos o procesos que ellos detestan, no miden distancias para ridiculizar a quién sea, sin importar edad, sexo, credo… Sobre todo si, como resultado de sus intereses espurios, obtienen la paga del amo que odia la tierra que les viera nacer y usan, cobardemente, el escenario

Por estos días suelen encontrarse en Facebook contenidos mofando a una persona humilde (por demás mujer, adulto mayor y sincera) que utilizara la frase «me erizo» como expresión de la carga emotiva experimentada por ella al ver de cerca al presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, allí en su pueblito.
Tal vez lo que ocasionara mayor malestar a quienes hoy la atacan esa manera de expresar la emoción de aquel momento, sea que acompañó la simple frase con otra de dimensiones extraordinarias: «Es como si hubiera visto otra vez a Fidel«. A Fidel, a ese hidalgo de barbas rebeldes que nunca han podido vencer ni con la guadaña del tiempo. Ahora sólo les queda mofar, ironizar, ridiculizar una frase breve y simple, porque no pueden con la que le precedía.
El suceso, en tanto contenido en las redes, será efímero como todo en ellas por más alcance numérico que tenga. Lo que no lo será, es la impronta del discípulo de Fidel Castro, el valor y la entereza de un hombre que tomó en sus manos un país ya lastrado por decenios de férreo bloqueo, y vio cómo caían sobre nuestro pueblo más de 240 nuevas medidas para asfixiarnos, en medio de un mundo lastrado por la pandemia y la crisis ulterior a ella; un hombre a quién le vibra la voz al decir «Patria amada», y que sigue juntando fuerzas y saberes a pesar de huracanes, incendios, desplomes… Un Díaz-Canel que conmueve a personas que creen en él y en la Revolución cubana, porque todas, de acá o de allá, creemos en algo.
Tranquila, Aida Ramona Bou, en las redes sociales y en la vida, hay millones que admiran tu expresión porque aprendieron a endurecer el alma sin perder la ternura. Y, por desdicha, existen también aves de rapiña a la caza de presas fáciles donde clavar sus garras con hedor a odio y desidia. Tranquila, Aida, quienes tratan de ridiculizar tu expresión, tienen tan erizado el odio que jamás han pronunciado palabra alguna contra el bloqueo, ni contra el amo imperial que aprueba miles de millones de dólares para que continúe el genocidio contra el pueblo de Palestina. Cada cual elige su acera. Usted, Aida, está en la de quienes cultivan el amor.