La falsa libertad de expresión

Al tratar el tema que nos ocupa hoy, inexorablemente me viene a la mente la imagen del Comandante en Jefe. En entrevistas con periodistas estadounidenses siempre se trataba el tema de la libertad de expresión. Con su habitual desenfado les demostraba que en el Socialismo el ciudadano común disfrutaba de muchas más libertades, entre ellas la de expresar sus preocupaciones, aspiraciones, inquietudes e insatisfacciones. Esos profesionales de la prensa comenzaban a hacerle preguntas capciosas, y él los increpaba, demostrándoles que los medios de comunicación masiva, a los cuales representaban, «no publicarían jamás, todo lo que él expresaba en esas entrevistas, sino sólo el contenido que fuera de su conveniencia».
Me refiero a este tema porque los odiadores están de fiesta, pues Facebook, al igual que frecuentemente hace Twitter, canceló las cuentas de varios sitios cubanos en esa plataforma digital, bajo pretextos inmorales y arbitrarios.
¿Qué derecho legal y, menos moral, tiene el gobierno estadounidense, enmascarado en estas plataformas digitales supuestamente «independientes», para cerrar esas cuentas, si de forma abierta y deliberada, cientos de sitios, páginas, medios digitales, amplificados por miles de perfiles falsos, diseminan odio y terror por todo el mundo, tergiversan la realidad cubana y manipulan a la opinión pública internacional? Esas cuentas disfrutan de tantas libertades y protección gubernamental que convocan a manifestaciones, actos vandálicos y acciones terroristas desde territorio de EE.UU.
Ah, si se refiere a que los medios «castigados» se encargan, a través de la verdad que divulgan, de enfrentar y destruir sus planes divisionistas, con la colaboración del pueblo, sobre todo de los cientos de miles de cibernautas revolucionarios que todos los días se incorporan a este nuevo combate, entonces le decimos que tienen toda la razón.
Lo que no pueden es seguir siendo tan hipócritas de cacarear hasta el cansancio sobre la falsa libertad de expresión que ellos mismos mancillan. Les aseguro que por cada cuenta cerrada surgirán miles en defensa de nuestra verdad.
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