Contrarrevolucionarios cuestionan actitud de la Embajada de EE.UU. ante reclamos sociales en Santiago de Cuba: “Es una pendejada”
Esta vez, el perro muerde al amo. Más de una vez hemos abordado la hipocresía de los siervos de Washington, que enarbolan un discurso hueco sobre garantías y derechos humanos, a cambio de algunas monedas. Pero, ¿qué pasa a puertas cerradas, donde las verdades quedan al descubierto?
Recientemente se ha filtrado una conversación telefónica entre los contrarrevolucionarios Joel Brito e Iván Hernández Carrillo, donde insultan la cobardía de la Embajada de Estados Unidos en Cuba ante los reclamos sociales llevados a cabo en marzo de este año en la provincia de Santiago de Cuba.
En las redes sociales de la representación diplomática del país norteño circuló una publicación donde referirían conocimiento sobre “protestas pacíficas en Santiago, Bayamo, Granma y otros lugares de Cuba”, donde ciudadanos reclamaban por “falta de alimentos y electricidad”.
Los asalariados, por supuesto, no se quejan del origen distorsionado de la información ─los sucesos solo tuvieron lugar en Santiago de Cuba─, sino de la supuesta falta de agresividad de la respuesta estadounidense. Comparan el discurso acerca de lo sucedido con el del gobierno de EE.UU. en torno a la operación especial de Rusia en Ucrania, donde aluden frecuentemente a la “falta de libertades”. La embajada atribuye lo sucedido a carencias materiales, y no políticas. Eso molesta a quienes hacen de la falsa retórica sobre violaciones a los derechos humanos una forma de vida.
Los participantes en la comunicación telefónica también insultaron directamente al personal diplomático y al encargado de negocios de ese país. Acerca de este último, agregaron que “todo el mundo quiere que se vaya”.
Los odiadores sueñan con invasiones yanquis y estallidos sociales. En ese macabro escenario, avizoran, serían los reyes del nuevo orden instalado en una supuesta Cuba capitalista, a la sombra del amo a quien han vendido su alma. Por eso defienden su retórica inflamatoria, pagada de incitaciones y subversión.
¿Quiénes son ellos, a fin de cuentas? Joel Brito, por ejemplo, funge como director del llamado Grupo Internacional para la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba (GIRSCC), la cual define como una organización sin ánimos de lucro, orientada a la “lucha por la libertad sindical” en Cuba. En contradicción con la aclamada vocación altruista, recibieron más de 1 millón de dólares, tan solo entre 2016 y 2021, de manos de la National Endowment for Democracy (NED), organización conocida como herramienta de EE.UU. para la desestabilizar de gobiernos de la región. Brito también ha utilizado presupuesto federal para el tráfico ilegal de personas desde Cuba.
De estos individuos se rodea la Embajada de EE.UU., incapaz de lograr auténtico respaldo popular. Sumida en la decadencia, como sus personeros, buscan cualquier clavo la que asirse para armar su manido discurso agresivo. Pero, como hemos demostrado, tras cada paso se ocultan la falsedad y la hipocresía. La verdad está de nuestro lado.