«Al cubano que en ella no crea se le ha de azotar por cobarde»

Desde las primeras lecturas, en las aulas llenas de chiquilines inquietos, aprendimos a amar la bandera cubana, la tricolor que con sus tres listas azules, dos listas blancas, un triángulo rojo y la estrella de plata, nos conquistó el corazón.
Memorizamos verso a verso aquel poema que nos acompañaría para siempre, dibujando la insignia nacional con los ojos cerrados en el lienzo de nuestros recuerdos infantiles.
En la escuela, aprendimos la importancia de izarla con respeto cada mañana, de llevarla al pecho con orgullo, desplegándola con sumo cuidado para no dejarla rozar el suelo. Nos dimos cuenta de que amar la bandera era más que izarla, era respetarla, honrarla y defenderla con valentía, siempre defenderla, como juramos hacerlo con el corazón rebosante de amor por la patria.
La bandera cubana nos une en el tiempo y en los sentimientos, nos representa como nación, como unión de historias, sueños y luchas. Aprendimos sin aspavientos ni ñoñerías, que en ella está grabada la historia de todos y todas en esta isla, como lo expresó la poetisa Dulce María Borrero en su poema:
«La bandera cubana»,
La tejieron nuestras madres
en su silencio divino,
nuestros padres la tiñeron
con sin igual heroísmo.
Nos la legaron los mártires
como el más alto tesoro.
Más que el oro y que la vida
vale su velo divino.
Por ella el cielo dejando,
bajó a la tierra una estrella
y nosotros, con orgullo,
juramos ser dignos de ella.
Resalta el sacrificio de nuestras madres y padres, el legado de los mártires y la promesa de dignidad que juramos cumplir inspirados por su divino velo.
Con sus colores y su estrella, nos guía con su luz en el camino del respeto y el patriotismo, recordándonos nuestra identidad, nuestra historia y nuestro compromiso con una Cuba siempre libre y soberana.
Porque cada vez que la vemos ondear en lo alto del mástil, sentimos en lo más profundo de nuestro ser el llamado a seguir siendo dignos de ella, a honrarla con nuestras acciones y a defenderla con fervor y devoción del imperialismo y cualquiera amenaza.
¡Que siempre brille en nuestra patria libre como símbolo de unidad, de esperanza, de Independencia y de Revolución!