Somos por vocación, tradición y ética humanistas, nunca terroristas

A lo largo de su trayectoria la Revolución cubana ha tenido como principio inviolable de su actuar el humanismo desprovisto del odio irracional hacia sus adversarios, sin condicionarlo o variarlo en consonancia con el comportamiento que estos hayan tenido hacia ella.
Son muchos los ejemplos que refrendan tal afirmación pues desde los primeros momentos de la lucha en la Sierra Maestra esa esencia humanista se manifestó de muchas maneras, entre ellas en el respeto a la dignidad y a la integridad física de los prisioneros que tomaban las tropas guerrilleras, a pesar de las torturas y asesinatos que cometían contra los revolucionarios las huestes batistianas.
Nunca han existido en Cuba desapariciones forzadas o ejecuciones extrajudiciales, ni siquiera en el momento del triunfo cuando estaban muy recientes las atrocidades cometidas por el dictador y sus lacayos contra el pueblo y sus defensores. No pudo el odio ni en un contexto como ese encontrar un lugar en el corazón de los revolucionarios. ¿Se hizo justicia? Sí, pero dentro del marco de las leyes.
Guiados por principios humanistas y de justicia fuimos a luchar a otras tierras, donde se derramó sangre cubana en defensa de los nobles ideales de independencia y justicia social de pueblos hermanos, contribuyendo además entre otras cosas al fin del oprobioso régimen del Apartheid y a la independencia de Namibia.
De esas misiones regresamos solo con los restos mortales de nuestros muertos y la satisfacción del deber cumplido. Nada material o interés político nos motivó a cumplirlas.
La preocupación por el bienestar humano y el derecho de los más humildes a tener acceso a servicios de salud, llevó y sigue llevando a profesionales de ese sector formados por la Revolución a prestar sus servicios en otras latitudes, incluyendo lugares inhóspitos y apartados donde nunca había llegado un médico, en los cuales han salvado miles de vidas, al costo de muchos sacrificios y de poner en no pocos casos la suya propia en riesgo.
Hay que recordar que esta pequeña isla, bloqueada y hostigada por la mayor potencia militar y económica del mundo, cuando la pandemia de Covid 19 fue capaz en altruista gesto de enviar sus médicos a enfrentarla en otros países, incluyendo algunos desarrollados, cuyos sistemas de salud se veían sobrepasados por tan terrible enfermedad.
No se puede olvidar que en lo más cruento de dicha pandemia nuestro principal enemigo impidió a Cuba importar ventiladores pulmonares y exigió a dos compañías estadounidenses una licencia específica para poder suministrarnos oxígeno medicinal cuando teníamos averiada la principal planta productora del mismo.
En ese contexto cuando se perdían miles y miles de vidas a causa de esa enfermedad y la venta de vacunas para combatirla se había convertido en un jugoso negocio en el que no tomaban en cuenta que muchos países no tenían los recursos para adquirirla, Cuba fue el primer país de América Latina en producir sus propias vacunas contra la Covid 19 y las puso a disposición de la Organización Mundial de la Salud. Pero a pesar de tener probada su eficacia y seguridad EE.UU. y algunos de sus aliados en una acción inhumana trataron de obstaculizar su uso por otras naciones. El logro de la nación antillana les dañaba el negocio y constituía un elemento que la prestigiaba y desmontaba las campañas difamatorias que contra ella urdían a diario.
Pudiera mencionar infinidad de ejemplos más, pero me concretaré a mencionar dos que, ilustran sobre la esencia humanista y ética intachable de quien desde el comienzo dirigió y aun dirige a través de su legado la Revolución que cínicamente tratan de tachar de terrorista.
En 2016 el senador chileno Andrés Allamand del partido de derecha Renovación Popular de ese país narró lo que definió como la gran y desinteresada ayuda que el Comandante en Jefe le brindó a su familia tras el grave accidente que sufrió su pequeño hijo Juan Andrés, en la década de 1990. El parlamentario relató la preocupación que tuvo por años Fidel por la situación de su hijo, quien sufrió un daño neurológico grave al caer en una piscina, a la edad de cuatro años.
Explicó Allamand, fue Fidel quien lo llamó y que en esa primera vez él le dijo si sabía que era un dirigente de la oposición. A lo que el Jefe de la Revolución le respondió: Lo tengo absolutamente claro y esto no tiene nada que ver con eso. El chileno refirió que lo sorprendió el gesto del Comandante en Jefe toda vez que tenían pensamiento y posiciones políticas totalmente opuestas.
El senador viajó a Cuba durante 10 años, siendo visitado personalmente por Fidel en las sesiones médicas y terapéuticas, tomándose en su decir la recuperación de su niño como algo personal, dedicándole todo el tiempo durante muchos, muchos años.
La familia Allamand antes de recibir la propuesta de Fidel de atender a su hijo en Cuba, buscó esa posibilidad en varios países incluyendo EE.UU., pero en ninguno encontraron la esperanza de vida que buscaban para él, la que si hallaron en la pequeña isla hostigada y difama por el imperio que no quiso o no pudo ayudarlos.
Por eso en 2003, cuando Juan Andrés falleció, tomaron la decisión de, como muestra de agradecimiento, traer sus cenizas a Cuba. Para ellos, según expresó Allamand, Fidel es un ángel.
También los dirigentes imperiales han podido constatar la ética y la estatura humana del líder cubano.
Un ejemplo tomado de su Reflexión, El Imperio y la Mentira.
Cuando se produce el atentado a Ronald Reagan creador de la Fundación Nacional Cubano-Americana, cuyo siniestro papel en el bloqueo y el terrorismo contra Cuba se revelaría años después cuando el gobierno de Estados Unidos desclasificó unos documentos secretos, algo que Fidel afirmó que, si se hubiera conocido antes, no habría cambiado nuestra conducta, Cuba envió un mensaje a EE.UU. condenando el hecho.
Además, a través del entonces canciller cubano Isidoro Malmierca por encargo expreso de Fidel se le trasladó a Wayne Smith, en esos momentos Jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana que: lamentábamos ese hecho y también nuestra esperanza, nuestros votos de que el presidente Reagan pudiera recuperarse (…) lo más pronto posible.
“Pero no concluye aquí la historia de nuestra conducta hacia el presidente de un país que desde los días de Einsenhower elaboró cientos de planes para eliminarme físicamente”, decía Fidel en su Reflexión y continuaba explicando como Cuba había salvado la vida de Reagan al alertar a las autoridades estadunidenses de la existencia de un plan de atentado a este en Carolina del Norte.
La información entregada permitió al Buró Federal de Investigaciones (FBI) detener a un grupo de personas acusándolas de varios delitos, ninguno de ellos como es lógico relacionado con el plan de atentado al presidente de EE.UU. el cual viajó al mencionado Estado poco después como parte de su campaña para la reelección a su cargo.
A la luz de todo esto que no es más que una pequeña parte de la larga y totalmente limpia trayectoria de la Revolución cubana y su líder histórico, a la cual da hoy continuidad de manera coherente con ese historial la actual dirección del país, ¿puede alguien honesto sea cual sea su tendencia política acusar a Cuba de patrocinar el terrorismo?, es evidente que no.
Entonces, quienes ignorando a conciencia esta realidad lo hacen son unos cínicos mentirosos desprovistos de cualquier principio ético. Merecen un calificativo más fuerte pero no es necesario ponerlo sus acciones los retratan.