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Salidas ilegales hacia Estados Unidos: El cuento de nunca acabar

Hace alrededor de un mes el gobierno de Estados Unidos puso en práctica una serie de restricciones para la entrada a su país. Aparece entonces la figura del patrocinador como la “llave mágica” a la injustamente llamada “Nación de la Libertad”.

Qué dilema, si tomamos en cuenta el procedimiento anterior. El plan de quienes viajaban por vías irregulares, por lo general, incluía cruzar la frontera a como diera a lugar, con tal de ingresar a suelo estadounidense. Pero esa forma de actuar transgrede normas federales. Si “las personas han entrado o intentado entrar irregularmente en Estados Unidos o han entrado irregularmente en México o Panamá después del anuncio del nuevo proceso, no serán elegibles” para el proceso de parole, informa el sitio web de la Embajada de Estados Unidos en La Habana.

Las medidas, en apariencia, limitan el flujo migratorio, restringiéndolo a métodos seguros. Sin embargo, la práctica denota otras consecuencias. Noticias de cubanos devueltos a territorio nacional por los Servicios de Guardacostas de EE.UU. aparecen de manera recurrente en los medios de prensa. ¿Por qué los cubanos siguen lanzándose al mar, a pesar de los riesgos inherentes a las salidas ilegales?

En medio del camino

Pie de foto: Foto: Reuters

El anuncio tomó a muchos por sorpresa. No pocos se hallaban camino a la frontera por la ruta del Corredor Sur. Aunque los beneficiarios del parole pueden ser elegibles desde Cuba u otro país, pues la solicitud se realiza de forma online, aparecen nuevos trámites y requisitos legales.

“El nuevo proceso de parole no requiere que el beneficiario tenga una petición de visado de inmigrante aprobada o un familiar que reúna los requisitos en Estados Unidos ─reseña la página de la representación diplomática de EE.UU. en la Mayor de las Antillas─.  Una persona puede ser patrocinada por cualquier familiar, amigo, o persona que represente a una organización, que sea ciudadano estadounidense y cumpla los requisitos para apoyar económicamente al beneficiario durante su período de parole”.

Ante la alta cifra de cubanos desaparecidos en el mar en intentos de salidas ilegales del país por vía marítima, esta sigue siendo la alternativa más segura. Viene acompañado de la reanudación del procesamiento completo de visas para migrantes cubanos en La Habana, iniciado a principios de enero. El canciller Bruno Rodríguez Parrilla calificó a este último como un paso “necesario y correcto”, aunque no incluye “visas de no inmigrante, lo que obstaculiza visitas familiares e intercambios culturales, deportivos y científicos, para los que Cuba sigue abierta”.

Nuevas regulaciones, vieja retórica

Al margen de la legalidad, el proceso ya da las primeras señas de estarse convirtiendo en un negocio. En redes sociales aparecen ofertas para conseguir “los mejores patrocinadores”. Por un precio, claro.

Sin embargo, ¿qué pasa con quienes desean emigrar y no poseen los recursos para costear los viajes, o no tengan patrocinador? Siguen decidiéndose por el castigo de las olas inclementes, con la esperanza de arribar al espejismo construido para ellos a 90 millas de su Patria.

Pie de foto: Muchos migrantes cubanos quedaron varados en México

¿Por qué lo hacen? El vetusto fantasma de la Ley de Ajuste Cubano permanece, convirtiendo a los habitantes de la Isla en una masa migratoria privilegiada. Los medios de comunicación y la industria del odio glorifican las historias de quienes llegan. Según esta narrativa, se trata de campeones que han logrado huir de la “dictadura comunista”.

Por otra parte, la retórica hostil de la administración estadounidense hacia Cuba no ha cedido ni un palmo. El financiamiento millonario a los programas de subversión interna sigue llegando a chorros desde Washington. La asfixia del bloqueo se refleja en la vida cotidiana del pueblo cubano, afectando de manera individual a cada uno de los pobladores de la Isla.

Entonces, ¿a cambiado algo? Sin modificar las causas de la oleada migratoria, es lógico que las consecuencias sigan siendo las mismas.

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