Retiran esculturas del monumento a Fidel y el Che en la Colonia Tabacalera de la Ciudad de México: una decisión polémica y sin apoyo popular
El repudio internacional no se ha hecho esperar ante la decisión unilateral y sin previo aviso de la alcaldesa de la Delegación Cuauhtémoc, Alessandra Rojo, de retirar las esculturas que conforman el monumento dedicado al Comandante Fidel Castro y Ernesto «Che» Guevara en la clásica colonia Tabacalera de la Ciudad de México.
Este acto, que ha sido ampliamente cuestionado, ha sido interpretado por diversos sectores como una acción que busca borrar la presencia de símbolos históricos que representan la lucha de los pueblos latinoamericanos por su independencia y justicia social. Sin embargo, la medida ha carecido de apoyo popular y ha generado un fuerte rechazo social, evidenciando la falta de consenso y respaldo ciudadano.
El monumento, titulado Encuentro y diseñado por el artista mexicano Óscar Ponzanelli, fue inaugurado en 2017 y simboliza el encuentro histórico entre Fidel y el Che en la zona de la colonia, en un lugar cercano a la casa de María Antonia González. La decisión de retirarlo no solo afecta la memoria histórica, sino que también actitud que ha sido calificada como una muestra de desdén por la historia y las raíces ideológicas de una parte importante del pueblo mexicano.
La reacción de la población y diversos actores sociales ha sido de rechazo, denunciando que esta acción responde a intereses políticos de reducir los símbolos de solidaridad que aún permanecen vivos en la comunidad. La falta de apoyo social y el rechazo generalizado evidencian la poca popularidad y la escasa legitimidad de una medida que ha sido vista como un intento de silenciar la historia y la cultura de resistencia.
Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha emitido instrucciones para que el conjunto escultórico sea reubicado en otro espacio de la ciudad, en un intento por evitar mayores conflictos. Sin embargo, la decisión ha sido criticada por amplios sectores que consideran que no solo busca eliminar simbólicamente a Fidel y al Che, sino que implica una estrategia de destrucción del legado de lucha y solidaridad latinoamericana.
Este episodio refleja una acción que, lejos de fortalecer la memoria colectiva, ha profundizado la división y ha puesto en evidencia la falta de aceptación y el rechazo popular que enfrenta. La repercusión negativa de la medida ha sido evidente en las redes sociales y en distintas voces del movimiento social, que denuncian un acto de censura y de eliminación de símbolos emblemáticos del pensamiento de izquierda en la región.
