Razones para denunciar un delito

Soy un ciudadano cubano y amante de la aviación, en especial los deportes aéreos. Esta pasión me llevo a conocer una organización llamada “Club de Aviación de Cuba” (CAC) de la cual soy orgullosamente asociado hace más de 10 años.
Nuestra Asociación es una organización no gubernamental, autofinanciada con casi un siglo de creada, tiene como objetivo fundamental el fomento y desarrollo de los deportes aéreos del país y sus miembros son una gran familia que, sin distinción de razas, credos o ideologías, nos une a todos la pasión por volar. Un deportista aéreo es como un gran amigo de vida, compartimos el equipo de vuelo, los sueños, el tiempo y hasta un pedazo de pan cuando estamos en el terreno de vuelo. Se crea entre nosotros un vínculo casi filial tan fuerte que cuando perdemos a un compañero sentimos que se va un hermano. Confiamos en un hermano del aire cuando nos pliega un paracaídas, nos alista un ala o le da mantenimiento a un motor, y volamos seguros que toda irá bien.
Hago ese necesario preámbulo con la intención que se entienda la decepción y el dolor que se siente cuando alguien en quien confiabas, incluso la vida, te apuñala por la espalda al sustraer una aeronave con el fin de emigrar ilegalmente. El 25 de marzo esta pesadilla se hizo realidad, cuando dos pilotos formados en la Federación Cubana de Aviación Ultraligera, llamados Ismael Hernández Chirino y David López Alfonzo, a los que se le confió el cuidado del ultraligero matricula CU-U 1619, sustrajeron esta aeronave como vulgares delincuentes y despegaron sin la autorización de la autoridad de Tránsito Aéreo de Cuba ni la de los Estados Unidos, y aterrizaron en un aeropuerto internacional de ese país poniendo en riesgo la seguridad del vuelo de aeronaves civiles de ambos países, lo cual constituye una flagrante, consciente e irresponsable violación de disciplina de vuelo y las normas y aeronáuticas internacionales.
Estas abominables acciones constituyen una perdida invaluable para nuestro Club, no solo desde el punto de vista económico, ya que perdemos un avión ensamblado con el esfuerzo de muchos deportistas y especialistas aeronáuticos, los cuales aportaron muchísimo tiempo para poder volar en esta máquina deportivamente, porque también sus acciones privan a muchos de nuestros asociados del sustento de su familia ya que la explotación de esta aeronave constituyó un medio de vida para ellos, lo cual representa un daño material significativo.
Resulta casi imposible entender el irrespeto de los comisores de estos hechos, ¿cómo es posible pisotear la amistad de tantas personas y el trabajo de tantos años para salirse con la suya?
No hablaré en términos jurídicos ni dictaré sentencias porque eso le toca a la Ley, solo pretendo enumerar las razones que tenemos para denunciar esta sustracción porque nos sentimos estafados. Ellos se llevaron nuestra pasión, nos quitaron nuestra herramienta y puesto de trabajo, el sustento de nuestras familias, frustraron nuestra confianza y lealtad, nos ataron y escupieron las manos amigas que lo ayudaron, pero por encima de todo ellos se robaron la tranquilidad y vergüenza de su familia.
En resumen, hago patente nuestra denuncia, y esta vez me atrevo a hablar por todos mis compañeros, porque esto es un reclamo colectivo. Exigimos se devuelva a nuestro Club, el ultraligero y que se resarzan a nuestros asociados por los daños y perjuicios que las acciones de estas personas inescrupulosas provocaron. En cuanto a ellos no hablaré nada más, serán recordados como el triste rincón de la ignominia, serán olvidados como al mal amigo, y como dicen los verdaderos cristianos: los dejo en manos de Dios.