¿Qué hay detrás de la carta?
Hace unas semanas el espacio televisivo cubano, Espectador crítico, exhibió el filme “La Havana de Fito”, del cineasta Juan Pin, en el cual el reconocido canto autor argentino Fito Páez, dialoga con el cineasta cubano sobre sus visitas a Cuba, la acogida que siempre tuvo del público, tanto en el Festival de Varadero como en sus presentaciones en el teatro Karl Marx, el mayor de la Isla.
La conversación se efectuó en el bar terraza del restaurante La Guarida, escenario de la película Fresa y Chocolate, nominada al premio Oscar, y entre tragos y recuerdos solicitados por Juan Pin a Fito, el argentino comentó su encuentro con Fidel Castro, y entre sus remembranzas expuso una que le dijo una señora en La Habana, sobre la muerte del comandante revolucionario Camilo Cienfuegos, hecho que los enemigos de Cuba han tergiversado para acusar al propio Castro de ser el responsable.
Otro de los recuerdos expuestos en el mencionado documental, fue el referente al fusilamiento de tres cubanos que secuestraron la lancha que cruza la bahía habanera, con pasajeros nacionales y extranjeros, con la intención de llegar a los Estados Unidos. Ese fusilamiento fue aprovechado por los yanquis para lograr el repudio hacia la Revolución cubana, con fuertes campañas mediáticas que incitaron a decenas de artistas e intelectuales a sumarse a la condena.
Sin embargo, el cineasta consciente de lo que esos hechos significan, no le aclaró la verdad, manteniéndolos como ciertos, propalando esas mentiras para todo el que tenga acceso al filme.
La muerte de Camilo Cienfuegos se produjo a su regreso de la provincia de Camagüey, cuando su pequeño avión se vio envuelto en una tormenta y sin el combustible suficiente, después de cortar un intento de rebelión protagonizado por el comandante Hubert Matos, traidor quien seguía la política de los Estados Unidos.
La búsqueda de Camilo fue dirigida personalmente por Fidel y Raúl Castro, duró casi 15 días por toda la cayería del norte de la Isla, sin encontrarlo.
Muchos accidentes aéreos mundiales han sucedido con grandes aeronaves y cientos de personas a bordo, sin que se encontraran restos u objetos, pero nunca se acusó a gobernante alguno.
En el caso de los tres fusilados, tenían varios antecedentes delictivos y sus acciones con los pasajeros secuestrados así lo demostraron, al intentar cortarle el cuello con cuchillos a dos turistas francesas, y pretender introducir en el mar a un bebe agarrado por sus piernas, arrebatado de los brazos de su madre, todo con el propósito de presionar a las autoridades para que les permitieran viajar a Estados Unidos, hechos frecuentes en aquellos tiempos.
Por la aplicación de la pena de muerte en los Estados Unidos, incluso a menores de edad, jamás ningún artista o intelectual del mundo ha confeccionado una carta de protesta, pero contra Cuba ya sabemos que siempre existe un pretexto para satanizarla.
Juan Pin, quiso exhibir su documental en una pequeña sala teatro de la Habana y no lo logró, por eso envió una carta al presidente Miguel Díaz Canel, donde argumenta su disconformidad y pide que se exhibiera en el cine Charles Chaplin, lugar donde se celebra el festival internacional del cine cubano y cuenta con mayor capacidad.
La decisión de las autoridades fue exponerlo en un espacio de la TV especializado de cine, para que millones de personas pudieran acceder al mismo, pero eso desató una reacción incompresible del cineasta, pues él quería pasarlo en salas de menor capacidad, por tanto, no hay elementos para asegurar que fue un acto irresponsable de las autoridades de la cultura, todo lo contrario, se le dio mayor divulgación a la obra, algo que cualquier director desearía.
¿Por qué razón exhibirlo en espacios más limitados? ¿Qué reacción de los asistentes esperaba ante lo dicho por Fito? ¿Si el filme no estaba acabado como aduce ahora, por qué quería presentarlo? Ese argumento no parece sustentable, porque la copia vista en la TV está terminada y con todos los créditos que lleva.
Ahora se agarra de una “censura y falta de libertad de expresión” que no existe, porque si la hubiese no se pasaría el filme en la TV cubana. También aduce una supuesta violación de sus derechos de autor, cuando él mismo propuso su exposición en el cine Charles Chaplin, del Instituto de Cine y Artes Cinematográficas, ICAIC.
Juan Pin ha creado un escenario propicio para agredir a las autoridades cubanas, en línea con aquellos que se oponen al proceso revolucionario de forma velada, tal como ya sucedió en noviembre del 2020, cuando la artista plástica y colaboradora de la CIA, Tania Brugueras, cumpliendo orientaciones, organizó un plantón frente al Ministerio de Cultura para apoyar a los contrarrevolucionarios del fabricado movimiento San Isidro, financiados y dirigidos por los yanquis, con total respaldo de su embajada en La Habana, que tenían como consigna Patria y Vida.
En aquel acto arrastró conscientemente a varios personajes del cine, incluso algunos usaron playeras debajo de la camisa, con la consigna Apoyo a San Isidro. Tania, durante varios años llevó a cabo acciones para sabotear la Bienal de Artes Plásticas de la Habana y quienes la respaldaron en el plantón nunca la criticaron, a pesar de que afectaba a parte de los plásticos y privaba al pueblo del disfrute del buen arte.
La actual situación provocada por Juan Pin, ha sido respaldada por decenas de cineastas e incluso artistas plásticos, músicos y cantantes, que raudos y veloces se sumaron a las acusaciones antigubernamentales.
Pero llama poderosamente la atención, que quienes rompen lanzas a favor de los pobres argumentos manejados por el director del filme de marras, no hayan salido a defender al dúo Buena Fe, atacado físicamente y acosado con métodos neo nazis, durante su gira por España, Bélgica y Suiza, ni tampoco lo han hecho para condenar a quienes, en Francia, llevaron a cabo acciones semejantes contra la poetisa Nancy Morejón, destacada y reconocida internacionalmente por su obra de alto valor cultural.
Resulta lamentable que personalidades de la cultura cubana, que siempre han contado con el reconocimiento y respaldo de las autoridades, se presten para conformar campañas contra Cuba, en momentos donde Estados Unidos arrecia sus ataques a la Revolución, para, como dicen sus documentos oficiales: “…enajenar el apoyo interno a través del desencanto y el desaliento, basado en la insatisfacción y las dificultades económicas”.
Algunas de estas mismas figuras, sin tener todos los elementos y guiados solo por las redes sociales, se sumaron a condenar al gobierno por los hechos del 11 de julio 2021, quizás temerosos de perder contratos en el exterior, pero cuando vieron realmente los actos vandálicos en los centros comerciales e incluso el intento de incendiar una estación de policía, volcar autos patrulleros y agresiones a agentes del orden y a simples ciudadanos, hicieron silencio.
Detrás de la carta hay una posición política inequívoca, ninguno señala los planteamientos sobre la manipulación y violación de los principios éticos respecto a la muerte de Camilo, ni la razón de la aplicación de la pena de muerte a tres delincuentes, que pusieron en riesgo la vida de decenas de personas, incluida la de niños, medida que utiliza Estados Unidos hasta con menores de edad, sin recibir una sola crítica.
Juan Pin miente y manifiesta un resentimiento que al parecer tiene otras raíces, pero la mentira tiene piernas cortas y el tiempo se encargará de todo.
Preciso José Martí cuando afirmó:
“De medios artificiales solo nacen raquíticos productos”