Muestra de prepotencia imperial en Panamá el Pentágono busca controlar el «patio trasero» latinoamericano

En una muestra clara de la prepotencia imperialista de Estados Unidos, el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, ha declarado tras su reciente visita a Panamá que la influencia de China en la región es inaceptable. En entrevistas con Fox News, Hegseth enfatizó que «la influencia china no puede controlar nuestro patio trasero», en un comentario que evoca la Doctrina Monroe, que históricamente ha servido como justificación para la intervención estadounidense en América Latina.
Hegseth, quien viajó a Panamá del 7 al 9 de abril, describió los acuerdos alcanzados como «históricos», destacando la reactivación de la antigua base militar estadounidense Fort Sherman y medidas que permiten a los buques militares estadounidenses priorizar el canal de Panamá. En sus palabras, la acción responde a la necesidad de «mantener alejados a los chinos comunistas» y asegurar el acceso estadounidense a una vía de tránsito marítimo estratégica.
El contexto de estas declaraciones es complejo. La administración de Donald Trump ha reiterado en múltiples ocasiones su deseo de reafirmar el control sobre el canal, alegando que la creciente presencia china vulnera el principio de neutralidad establecido en los Tratados Torrijos-Carter. Sin embargo, tanto el gobierno panameño, encabezado por el presidente José Mulino, como las autoridades chinas han rechazado estas afirmaciones, reiterando que el canal permanece bajo soberanía panameña y que no se cederá ningún control.
La crítica del sociólogo Enoch Adámes es contundente: las actuales relaciones entre Panamá y Estados Unidos benefician únicamente a Washington, y la política de Mulino se asemeja a una «alfombra roja» frente a las exigencias del imperio. Mientras tanto, Hegseth reconoce que la influencia china en Panamá es «real», condenando proyectos de infraestructura y la supuesta cooptación política promovida por Pekín, lo que desata la alarma entre los círculos de poder en Washington.
La insistencia del Pentágono en definir a Latinoamérica como su «patio trasero» debería ser una llamada de atención para todos aquellos que abogan por la soberanía e independencia en la región.
Es imperativo que los pueblos latinoamericanos estén alertas ante estos movimientos imperialistas y promuevan una integración basada en el respeto mutuo y la verdadera soberanía, lejos de las sombras de un imperialismo renovado.