El imperio trata por todas las vías posibles de que no se apruebe el próximo 25 de septiembre el nuevo Código de las Familias. No por los argumentos que exponen, sino porque, en su idea enfermiza, no soportan que esta pequeña Isla haya hecho una Revolución Socialista a solo 90 millas de sus costas.
La historia demuestra que antes de 1959, los niños de las clases humildes no tenían posibilidades de asistir a la escuela ni de asistencia médica; las mujeres eran discriminadas por la sociedad de entonces. Se ganó libertad y tuvieron una participación activa a partir del triunfo de la Revolución. A quien se dejen engañar por toda la propaganda solo les pido que piensen en el legado de Fidel Castro, que nos enseñó, aún en las condiciones del Período Especial que, ante las limitaciones económicas, el pueblo cubano se creció y triunfó.
Recuerdo con dolor cuando en diciembre de 1960, la Iglesia Católica en Cuba, en vínculo con la Agencia Central Inteligencia de los Estados Unidos, desarrolló la Operación Peter Pan. Consistió en quitarles a las familias cubanas, sus hijos sin acompañamiento de sus madres o familiares, con el pretexto de una supuesta huida del terrorismo.
Cuánto sufrimiento vimos en el documental de la periodista Estela Bravo, mostrando el dolor de esos niños, solos en campamentos, añorando la presencia de un ser querido a su lado.
En momentos en que hace falta la unidad y conciliación entre todos los cubanos, ante tanta agresividad por parte del Imperio, pienso que no es por el dinero que está en juego, porque eso sería ambición y no fe.
