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Levantar la voz siempre será un freno al aislamiento

El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, valoró la actividad desplegada en Nueva York, durante su participación en la 78 Asamblea General de las Naciones Unidas.

Sin embargo, antes de profundizar en detalles significativos de la ardua semana de trabajo en Estados Unidos, el Jefe de Estado reconoció la importante antesala que constituyó la celebración en La Habana, los días 15 y 16 de septiembre, de la Cumbre del G77 y China, espacio de concertación estratégica en el que Cuba se propuso el ejercicio de una presidencia «activa y aportadora», que llevara a consensos a los países del Sur, sobre las formas de enfrentar los problemas fundamentales que sufrimos en la actualidad.

A propósito de esa cita, destacó el amplio nivel de participación de Jefes de Estado y de Gobierno, así como de representantes de las naciones que integran el bloque, lo que en su opinión demuestra una capacidad de convocatoria que ya no es común en las cumbres y en los eventos internacionales que se desarrollan después de la pandemia.

Esas sesiones de trabajo facilitaron el debate sobre el acceso al conocimiento y a las tecnologías por parte de los países del Sur, porque aún quedan muchas brechas por resolver, dijo.

Sobre los consensos, señaló dos elementos fundamentales que se distinguen en medio del amplio diapasón de asuntos abordados.

Uno de ellos es el reconocimiento de la existencia de un orden económico internacional totalmente injusto, no inclusivo y antidemocrático, que impera y crea brechas entre Norte y Sur, alejando cada vez más a los países en desarrollo de la posibilidad de desarrollarse, y consolidando a los ricos como más ricos y a los pobres como más pobres.

El segundo de los problemas es la crisis climática, un concepto que evidencia las dimensiones ya mayores que alcanzan los cambios climáticos, con sus consecuencias de todo tipo para nuestros pueblos.

Describió las propuestas de La Habana como «difíciles de implementar», porque llevan no solo una voluntad política de los países del Sur, sino una participación con una responsabilidad compartida y diferenciada por parte de los países del Norte, sobre todo en las formas de financiamiento a los países del Sur para poder superar esas brechas.

Como «contundente y robusto en función de los principios del Sur», describió Díaz-Canel el documento que recoge la Declaración del G77 y China aprobada en La Habana, consenso que luego permitió defender una posición común en la Asamblea General de la ONU.

LA COMPLEJIDAD GLOBAL SE REFLEJA EN LA ONU

El Presidente de Cuba señaló que la Asamblea General de las Naciones Unidas se llevó a cabo en un escenario complejo, muy marcado por las problemáticas e incertidumbres del mundo actual.

Remarcó, como parte de ese contexto, los temores dentro de Estados Unidos ante el desarrollo de China y el papel que juega Rusia en el campo internacional.

Denunció, además, que la presencia de Cuba molestó a instituciones del Gobierno norteamericano, que trataron de presionar a las personas para que no se encontraran con los cubanos.

También intentaron boicotear los programas de actividades que, de manera intensa, desarrolló nuestra delegación.

Fue posible apreciar allí, dijo, una contrarrevolución vulgar, desmovilizada, que trató en vano de entorpecer la presencia de Cuba en Nueva York.

Contrario a lo que esperaban quienes pensaban que todo iría mal para la Isla en suelo yanqui, el Jefe de Estado agregó que fue posible apreciar a personas de los diferentes sectores de la sociedad estadounidense que apoyan a Cuba, que buscan el restablecimiento de relaciones y la normalización de los nexos diplomáticos, y que defienden la posibilidad de un intercambio entre los dos pueblos. Son muchos los que están en contra de la política injusta y criminal del bloqueo.

Durante esos días en Estados Unidos, en nombre de la Isla participó en varios eventos colaterales en los que se sintió con fuerza la voz de los países del Sur y de Cuba.

También recordó los intercambios sostenidos con representantes de la sociedad norteamericana, específicamente del sector deportivo, el religioso, el de la cultura, el de la Salud, así como de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Otro momento significativo fue el contacto con los empresarios estadounidenses interesados en establecer relaciones comerciales con la Isla, un deseo que también comparten empresarios cubanos que radican en EE. UU.

Resaltó, como parte de la agenda cumplida, la visita al Memorial Malcolm X, por lo que él representa como luchador por la justicia social, y el legado que lo vincula al Comandante en Jefe Fidel Castro.

También visitaron la Iglesia de la Transfiguración, donde, en nombre del pueblo de Cuba, el Presidente de la República rindió homenaje al Padre Félix Varela. La sede de The People´s Forum, donde radica un grupo de jóvenes norteamericanos defensores del socialismo, fue otro sitio especial.

El Presidente recordó que la visita cerró con broche de oro el sábado 23 de septiembre por la noche, en un teatro que constituye una entidad pública de EE. UU., y frente a una concentración de más de 700 norteamericanos.

Esa noche lluviosa, recordó, también fue en solidaridad con la Revolución Bolivariana de Venezuela.

Concluyó recordando lo importante de levantar nuestra voz y la del Sur, para romper el aislamiento a que nos quieren someter como pueblo y como Revolución.

Insistió, además, en nuestra fortaleza como pueblo para enfrentar, con madurez, inteligencia y valentía, la emergencia que estamos viviendo, y evitar que se compliquen las situaciones que chocan tan adversamente en la vida de las cubanas y cubanos, debido al recrudecimiento del bloqueo.

Redacción Razones de Cuba

Trabajos periodísticos que revelan la continuidad de las acciones contra Cuba desde los Estados Unidos.

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