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¿Hasta dónde pretende llegar el imperio?

El retorno del señor Trump a la presidencia de los Estados Unidos de América ha convulsionado al mundo y no para bien, pues desde su llegada, tal y como lo anunció en su campaña electoral, ha estado signado por la adopción de medidas unilaterales que afectan a gran parte de la humanidad, dado que tienen que ver con acciones coercitivas, sanciones, amenazas de adueñarse de vastos territorios en distintas partes del planeta, imposición de altos aranceles; cambio de nombre al Golfo de México, obtener “tierras raras” en Ucrania, retomar el control del Canal de Panamá y muchas otras.

Con respecto a Cuba, en su primer mes de gobierno, ha aplicado siete medidas de máxima presión, como parte del recrudecimiento del bloqueo que desde hace más de sesenta y cuatro años mantienen sobre la Isla, incluida la inclusión, nuevamente, en la lista de países que supuestamente patrocinan el terrorismo y; otras tan provocativas como el empleo de la Base Naval de Guantánamo como centro de reclusión de emigrados deportados de los Estados Unidos.

Aunque a nosotros no nos sorprende nada de lo que está haciendo, pues todos sabemos que su propósito, como el de las catorce administraciones que han ocupado la Casa Blanca, desde nuestro triunfo el Primero de enero de 1959, ha sido y es destruir la Revolución y hacernos volver al pasado, ese pasado que bien conocemos y al cual no queremos volver jamás.

Ellos tratan de ocultar y niegan cínicamente el daño que con ese conjunto de medidas causan al pueblo cubano. Pero como ya hemos reiterado si ese es el precio que debemos pagar por el derecho a ser independientes, libres y soberanos, pues con mucho honor y dignidad hemos estado y estaremos dispuestos a pagarlo una y mil veces, pues por esta libertad lo daremos todo, absolutamente todo.

Vale la pena recordar que ningún imperio ha sido eterno y a todos les ha llegado su hora, así lo vimos en los imperios: romano; ruso; bizantino; otomano; alemán; austrohúngaro, y otros… también al norteamericano, más temprano que tarde, le llegará la suya.

Entre tanto ¿A nosotros cubanos patriotas qué nos corresponde? ¡Resistir! Y continuar emancipándonos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos, como en el pasado lo hicieron los próceres de nuestra independencia y, más recientemente, con igual entrega, consagración y firmeza lo hicieron Fidel, Raúl, el Che y otros muchos compatriotas.

No resulta ocioso recordar que nuestra arma principal es la unidad del pueblo, como lo previo Martí y Fidel tantas veces nos lo repitió, dado que a ella debemos lo que hoy somos. Como reza la consigna ¡El pueblo unido jamás será vencido!

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