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«Fake news: la nueva arma de la guerra contra Cuba»

El gobierno de los Estados Unidos, enemigo histórico del proceso revolucionario en la Isla, ha llevado a cabo una guerra sin descanso con el fin de derrocar el triunfo alcanzado en enero de 1959. Múltiples son las formas utilizadas para este fin y desde el advenimiento de la era tecnológica y la democratización del uso del internet han cambiado su estrategia y desplegado en medios de comunicación y plataformas digitales una intensa campaña subversiva.

Con esta finalidad las noticias falsas se utilizan para crear estados de opinión negativos en la población e incitar a la violencia. Esto ha llevado la agresión a un nuevo escenario y convierte a Cuba en uno de los principales objetivos de la llamada Guerra de Cuarta Generación.

Especial relevancia cobran las fake news empleadas como herramienta propagandística cuando se intenta desestabilizar cualquier proceso o evento de la sociedad y se convierten en un problema para la práctica del periodismo responsable y comprometido con la veracidad.

Con la intención de manipular la opinión pública se utiliza el periodismo cuando esta profesión tiene una misión social muy importante, formar ideológicamente a las nuevas generaciones.

En la actualidad la difusión de noticias falsas es una práctica común a nivel mundial. Las fake news son historias falsas generalmente sensacionalistas, presentadas con la apariencia de noticias, que se difunden en medios tradicionales, redes sociales u otros medios y están creadas para influir, engañar y manipular sobre las opiniones políticas o como broma.

Con el auge y desarrollo de las redes sociales se ha suscitado un escenario inédito y muy favorable para la desinformación. La escasa formación de los ciudadanos, el anonimato y posibilidades técnicas de crear identidades falsas o virtuales y la ausencia de mecanismos de verificación se mezclan para crear la receta perfecta para el uso de la falsedad como herramienta perfecta en las redes para la propaganda política.

En el mundo y en Cuba la prensa escrita, radial y televisa pierde espacio entre los más jóvenes que prefieren consumir contenidos digitales, sobre todo los que proliferan en redes sociales. En la era del internet las fake news y la desinformación son un grave riesgo para el sistema político de cualquier país pues afectan el proceso de toma de decisiones de los individuos. Con la democratización del acceso a la información y al conocimiento se ha evidenciado que estos son recursos estratégicos en las prácticas política.

Las fake news fueron la principal arma esgrimida para desacreditar el accionar de la dirección del país en el combate al Covid-19, desestabilizar la sociedad y crear un estado de inconformidad en la población.

Oír de movimientos antivacunas no son algo nuevo, desde hace años hay grupos que cuestionan la efectividad de las campañas de vacunación, las rechazan y consideran perjudiciales para la salud.

Las vacunas contra el COVID-19, en especial las cubanas y las rusas, han sido blanco de ataques, mentiras, rumores y noticias falsa sobre su efectividad o efectos adversos. Esta campaña de desinformación ha provocado que en muchos lugares el avance de la vacunación se haya entorpecido y puesto en riesgo la vida de miles de personas.

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