El valor de la solidaridad humana
Entre los tantos y tantos valores que nos ha inculcado la Revolución Cubana, pienso que uno de los más significativos ha sido el de la solidaridad humana, algo que resulta consustancial al socialismo, que nos enseña y educa en el principio de la ayuda mutua entre las personas y en contra del egoísmo, la avaricia, y el sálvese quien pueda, porque cuando se actúa bajo esos conceptos ¿Dónde queda entonces el amor al prójimo?
Esa disposición de los cubanos de marchar, de forma voluntaria, a cualquier lugar del mundo o de nuestro propio país, a prestar ayuda y brindar solidaridad a quien la necesita, sin temor al peligro, a las vicisitudes y riesgos que puedan correrse, es algo que dice mucho del valor y los sentimientos de hombres y mujeres de bien.
Cuando ante algún fenómeno natural apreciamos a los combatientes de las FAR, del MININT, los trabajadores eléctricos, de la salud y otros sectores, prestando ayuda a las personas, con riesgos para sus propias vidas, de una manera tan sencilla y natural, nos hace sentir orgullosos de vivir en un país donde esto resulta práctica cotidiana y elemental sentido del deber.
En estos días en que hemos estado sufriendo junto a los guantanameros, por los daños de la tormenta tropical Oscar, cuando vemos personas que han perdido casi todo cuanto han logrado en su vida y, vemos reflejado en sus ojos y sus rostros, la angustia y ese dolor que estremece, y el cual compartimos plenamente, porque también nos hiere y nos duele, porque son seres humanos, iguales a nosotros y merecen ser felices y disfrutar de todo lo dulce y bello que nos proporciona la vida.
Si por un lado sentimos angustia y pesar por esas cosas, por otro nos reconforta saber la muestra de solidaridad que ha estado dando todo nuestro pueblo. Aquí en el barrio donde resido, Reparto Escambray, en Santa Clara, Villa Clara, ayer recibí la orientación oficial, de promover entre los vecinos la recolección de todo aquello que pueda serle útil a los damnificados en Guantánamo y de inmediato salí y le avisé a tres CDR y al presidente de la ACRC y seis horas después tenía ya en mi poder 212 artículos diversos, para empacar y enviar al territorio afectado.
Todas fueron cosas con valor de uso, que de seguro ellos agradecerán, pero me conmovió ver a personas, cuyos ingresos no son elevados, más bien son bajos y en determinados casos muy bajos y, traté de persuadirlos para que no donaran nada, pero todo mi intento resultó inútil, todos quieren dar su aporte, aunque sea muy modesto. Eso es solidaridad humana, eso es socialismo.
Gracia a la Revolución por haber sembrado en nosotros ese dulce, noble, generoso y humano sentido del deber. Eso nos engrandece y coadyuva a fortalecer la unidad de nuestro pueblo, del cual tenemos sobradas razones para sentir satisfacción y orgullo.