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El porqué del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba

El cerco económico de EE.UU. ha sido quizás uno de los más tratados en la esfera mediática y, por consiguiente, tergiversado de tal manera que pretenden hacer ver no solo su inexistencia, sino que lo presentan como una forma de ayudar al pueblo cubano. Pintan a imperio norteño como benefactor de la nación antillana.

Estos temas, por ilógicos e inverosímiles que parezcan, deben ser tratados con profundidad. Incluso reconociendo su fracaso absoluto y, por consiguiente, lo absurdo de su sostenimiento, se mantiene en el tiempo y arrecia con mayor saña.

El actual inquilino de la Casa Blanca ha mantenido casi intactas las 243 medidas adicionales de asfixia económica, comercial y financiera aplicadas por la administración de Trump. Solo hace apenas unos días, con mucha cautela, ha comenzado a desmontar algunas de ellas.

Parece inexplicable que quien fue vicepresidente de Obama mantenga una política contraria a su socio de fórmula y a su propio discurso de campaña electoral.

No es secreto para nadie que el sistema electoral pluripartista estadounidense es puro teatro. Las políticas intervencionistas constituyen una prioridad gubernamental para los principales partidos de la gran potencia. Haber perdido ese protectorado en 1959, para verlo erigirse como una Revolución Socialista en sus propias narices, representando un ejemplo de rebeldía consecuente para Latinoamérica y el mundo, no lo perdonarán jamás.

Fíjense si es así que EE.UU. sostuvo una cruenta guerra con Vietnam durante 20 años, de donde salieron derrotados y con varias decenas de miles de bajas mortales y lesionados, las más altas de la Unión en una contienda bélica, y hoy ambos Estados sostienen relaciones bilaterales normales. En cambio, con Cuba son imposibles.

Hasta Obama, que fue quien más avanzó en el camino de la normalización de estas, tuvo que dejar claro públicamente, su intención de destruir la Revolución por otros métodos.

Entonces, dónde radica el misterio del sostenimiento de un engendro criminal y genocida que la mayoría de los gobiernos del planeta, incluso muchos de sus aliados, han rechazado consecutivamente, durante 30 ocasiones en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Resulta que en EEUU es muy influyente la emigración cubano estadounidense, los miles de testaferros, torturadores, mafiosos, asesinos, terroristas que salieron huyendo de la justicia revovolucionaria y encontraron cobija en la madriguera imperial, a ellos se fueron sumando miles de profesionales y sus familiares que amparados por políticas migratorias privilegiadas se han visto estimulados, durante más de 60 años, a abandonar el país. A ello se suma una campaña mediática intensa de descrédito a la Revolución y sus principales conquistas sociales.

En este escenario, el bloqueo continúa siendo el catalizador de una situación de asfixia total, potenciada por la crisis mundial generada por la pandemia de Covid 19 que, genera adicionalmente, actitudes agresivas y de desobediencia civil contra el gobierno revolucionario.

De esta forma las victorias que obtenemos, en medio de estas circunstancias, no sólo, contra sus ataques internos y externos de nuestros enemigos, sino, enfrentando retos que nos impone la naturaleza, provoca que su odio y rabia enfermiza crezca más.

A ello se suma que, la hostilidad hacia Cuba, por todas las vías posibles, incluyendo acciones terroristas, constituye un gran negocio que le aporta a muchos millonarias cifras de dinero. Mientras, los odiadores continúan escalando cargos decisores en el gobierno estadounidense, cadenas televisivas y radiales, disqueras, inversionistas que frenan un cambio de política hacia Cuba a corto o mediano plazos.

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