El Imperialismo le teme al ejemplo de nuestros médicos
El científico y médico cubano Carlos Juan Finlay Barrés nace en la ciudad de Camagüey el 3 de diciembre de 1833. Su destacada trayectoria, los aportes y descubrimientos sobre el agente transmisor de la fiebre amarilla, fueron motivos suficientes para que en el año 1953 la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a propuesta de la Federación Médica Argentina, instituyera en su honor el 3 de diciembre como Día de la Medicina Latinoamericana.
Fieles al legado del eminente científico, después del triunfo de la Revolución cubana, la Salud Pública ha escrito páginas gloriosas de altruismo, sacrificio y abnegación dentro y fuera de Cuba en el enfrentamiento a las más difíciles enfermedades, brotes pandémicos y desastres naturales. Los profesionales cubanos viajan a los más apartados e intrincados parajes del planeta, allí donde no va nadie, solo ellos, guiados por profundos sentimientos de amor al ser humano, educados en el internacionalismo que nos inculcó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Durante muchos años y en la actualidad, en los países y comunidades de bajos recursos, Cuba presta todos estos servicios los de forma gratuita, contando para ello con el apoyo de instituciones internacionales de la salud. Al extenderse esta colaboración a países hermanos, se establecen convenios de colaboración.
¿Cómo se explica entonces la feroz campaña mediática desatada por el Imperialismo, acusando al gobierno revolucionario cubano nada más y nada menos que de Tráfico de Personas? No existe infamia mayor, más irracional, inhumana y desvergonzada que esta, a la que se han prestado varios gobiernos títeres de la región, como Brasil, bajo el gobierno reaccionario de Bolsonaro y la camarilla golpista en Bolivia.
La única explicación posible a estos hechos es el miedo terrible que tienen a su ejemplo, al amor que siembran en el corazón de millones de los seres humanos a quienes salvan la vida.
En el Día de la Medicina Latinoamericana, nuestro más sincero reconocimiento a los profesionales de la salud, que constituyen una luz de la esperanza en nuestro continente, fieles al legado de Fidel y Finlay.