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De cuando dejé de ser escritor y otras cosas

Un amigo cercano me advirtió en marzo del 2011 que debía guardar toda la información que los buscadores mostraban sobre mi labor como escritor y periodista.
En Google, por ejemplo, abundaban las referencias a libros publicados por mi, el joven escritor cubano «perseguido» y «censurado» por el gobierno cubano, según los medios privados, algunos de gran compromiso oficialista con los EE.UU, era un «prometedor» novelista, críticos, pagados o no por el Imperio, apoyaban mi trabajo, era entonces «el renovador de la novela esotérica cubana», el profesor de «religiones comparadas», mi obra, en verdad insipiente, tenía «un aire innovador» decían, hacían loas de la destreza en el uso del lenguaje, de la imaginación desplegada y del «derroche» de imaginación mostrada en los textos.
El Caballero Ilustrado, mi primera novela publicada en 1998 por Letras Cubanas, mereció descenas de escritos elegiosos, El adversario, segunda novela, publicada por Plaza Mayor en el 2005 fue reseñada, celebrada y promovida por los medios oficialistas yanquis y sus aliados.
Tuve suerte con mis cuentos, una decena de editoriales extranjeras los incluyeron en antologías de autores cubanos.
Cómo bien pronosticó mi amigo, un día después de la denuncia del 2011, cuando salió a la luz publica el documental de las Razones de Cuba, Fabricando a un líder, podías poner mi nombre en los buscadores y el resultado era cero, nada, los millones de citas, comentarios, artículos, menciones, etc, habían desaparecido de la faz de la tierra.
Desde entonces dejé de ser escritor y periodista, para convertirme en el agente de los Órganos de la Seguridad del Estado (OSE) de Cuba.
El enemigo por supuesto, era de esperar, siempre se refiere a mi de esa forma, como si fuera una ofensa, que no lo es, es un gran honor para mi, ser reconocido como agente de los OSE.
El día, en que tomé la decisión de convertirme en un combatiente de la seguridad cubana, sabía que consagraría mi vida a la defensa de Cuba y que eso significaba que todo lo demás pasaba a segundo plano, mi vida, las aspiraciones personales, incluida mi carrera de escritor y mis aspiraciones de ser periodista.
Para muchos hoy soy solo un agente de los OSE, los enemigos en su ignorancia y rabia me lo espetan como un insulto, otros lo usan creyendo que con eso denigran, disminuyen, hacen daño, los amigos y compañeros lo hacen para elogiarme, lo dicen con orgullo y con orgullo les digo a unos y a otros, como mismo dije hace 9 años en el juicio de Alan Gross, si. soy un combatiente de la Revolución, como tantos otros, soy Daniel, agente de los Órganos de la Seguridad del Estado.
Soy Daniel, escritor, periodista de Granma, agente de los OSE, aunque intenten borrarlo, aunque hayan quitado de Google sus falsos e interesados elogios, que nunca creí, que nunca me envanecieron, porque creo, como Fidel, que toda la gloria del mundo cabe en una grano de maíz.
Ya me ganaré con mi esfuerzo y talento el reconocimiento de las instituciones cubanas, ya sabré ganarme el puesto que hoy no tengo y si no lo lograra, de todas formas disfruto con el esfuerzo, con el reto de intentarlo cada día, hay mucha gente talentosa en Cuba y no pretendo ganar lo que no merezco.
Logré borrar de mi hace tiempo cualquier vana pretensión, soy lo que soy. Daniel y eso para mi es más que suficiente.

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