Convite provocador

Una alfombra tendida en el suelo y un recibimiento con banda de música tuvo el impostor Juan Guaidó al llegar a Colombia, adonde viajó violando las leyes venezolanas que le tienen prohibido ausentarse del país. Como si fuera poco, el mandatario colombiano Iván Duque le dijo: «Su presencia nos honra. Tendrá usted siempre en Colombia un país amigo».
Más tarde se uniría al selecto grupo que, junto al secretario de estado norteamericano, Mike Pompeo, arribaran a esa nación a desbarrar contra la Venezuela bolivariana. Y desde Miami, un grupo de contrarrevolucionarios venezolanos han pedido, expresamente a Guaidó, que le «pida a Mike Pompeo una intervención militar de Estados Unidos en la República Bolivariana de Venezuela».
Pompeo recordó que en septiembre pasado, 12 países de América dieron su apoyo a la activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) ante la situación en Venezuela. «Estados Unidos y Colombia continuarán trabajando con esos países de manera bilateral para tratar de restaurar la democracia».
Bajo la sombrilla del tiar, EE. UU. intervino en Guatemala en 1954 para derrocar a Jacobo Arbenz; invadió a Cuba en abril de 1961, pero le salió el tiro por la culata, con la primera derrota del imperialismo en América; desembarcaron los marines en Santo Domingo, en 1965; se hizo de la vista gorda la oea ante la agresión británica en las Malvinas; amparó en 1973 el golpe en Chile y la muerte de Salvador Allende; organizó la asonada militar que terminó con la vida de Maurice Bishop, en Granada, en 1983, y agredió a Panamá, en 1989; en tanto Ecuador, en 2010; Brasil durante el gobierno de Dilma Rousseff; la Bolivia de hoy y la guerra contra Venezuela son parte de ese bochornoso expediente.
Guaidó también irá al Foro Económico de Davos sin importarle la ley de su país; allí estarán Duque y el mandatario ecuatoriano Lenín Moreno, pero antes llegó Donald Trump, quien desde este martes enfrenta un juicio político en la nación que preside.