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Colombia: la paz difícil, pero posible

En lo que puede catalogarse como un respiro en el complicado proceso de paz en Colombia, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó ampliar el mandato de su misión en ese país, y el secretario general de la institución, António Guterres, elogió la labor del gobierno de Gustavo Petro, determinado a lograr el fin de la guerra.

No obstante, la paz en Colombia, con muchos escollos, aun cuando se han dado pasos de avance en su consecución, sigue siendo una cuenta pendiente.

Tanto es así que la firma del Acuerdo entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC, en el año 2016 –el más importante logro del país sudamericano, y que trascendió fuera de sus fronteras– todavía hoy, casi siete años después de rubricado, no se han concretado muchos de los compromisos pactados.  

Según se ha comprobado, desde la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las FARC han sido asesinados 1 327 líderes sociales y firmantes del documento. De ellos, casi 300 son exguerrilleros acogidos a la desmovilización e integración a la vida civil.

Para quienes apostaron por la convivencia pacífica y la unión de todos los esfuerzos para hacer realidad aquel sueño, estaba claro que no se trataba solo de un acuerdo con la guerrilla de las FARC, sino que se buscaba también una transformación del país, fundamentalmente en las extensas regiones afectadas por más de 50 años de guerra. 

Rodrigo Londoño, jefe principal de las FARC y firmante del Acuerdo de Paz, considera que «la dificultad más visible es la falta de garantía de seguridad».

En tan complicado laberinto, no han sido pocos los esfuerzos para conducir posibles acuerdos con otros grupos guerrilleros como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), actualmente en proceso de negociación, con algunos contratiempos.

Lamentablemente, transcurren días y meses y aún no se materializa el deseo de alcanzar la paz, objetivo expresado por el actual presidente Gustavo Petro, y también por quienes, desde el ELN, esperan por el nuevo ciclo de conversaciones Gobierno-guerrilla, que debe emprenderse a finales de este mes de enero, en México.

El ministro colombiano del Interior, Alfonso Prada, detalló que se dará el «tiempo necesario» para que se verifiquen en la mesa de diálogo, establecida con el grupo armado desde octubre, «los protocolos que se acuerden para implementar en su debida forma el cese al fuego bilateral».

Recordemos, no obstante, que en el conflicto colombiano hay involucrados otros grupos armados, además de paramilitares y quienes viven del narcotráfico.

Son los humildes los más afectados por el fuego cruzado de la guerra y, hacia ellos, debe encaminarse el compromiso de todos por lograr una paz difícil, pero posible.

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