Funcionarios de organizaciones gubernamentales de EE.UU. asociadas al esquema subversivo contra Cuba se encuentran bajo investigación por desvío de fondos. La información filtrada recientemente apunta a connotados personajes de la contrarrevolución dentro y fuera de nuestro país.
Una llamada realizada por una representante del Instituto Nacional Demócrata (NDI por sus siglas en inglés) al cabecilla mercenario Manuel Cuesta Morúa reveló la investigación en curso sobre el tema, que involucra la falsificación de firmas y recibos.
Cuesta Morúa ha sido acusado por otros asalariados de la contrarrevolución de inventarse programas para la “democracia” que terminan siendo inoperantes, solo destinados a recibir ganancias provenientes de Washington. Con este dinero pagó el viaje a EE.UU. de su esposa Nairobi Cherry Suárez, llevado a cabo por vías irregulares. Tiene vínculos con la Fundación Nacional para la Democracia, conocida por promover los intereses injerencistas de EE.UU. en todo el mundo.
En esta ocasión, Cuesta Morúa afirma no haber recibido el dinero aprobado por el NDI para los proyectos Mesa Unida y Unión Democrática, de manos de Karla Velázquez Figueras, trabajadora de la institución.
Las acusaciones recaen en Velázquez, Directora Senior del NDI radicada en México, vinculada a terroristas que pretendían llevar a cabo acciones violentas durante la Cumbre UE-Celac. Se especializa en la atención a temáticas como el género, la racialidad y la diversidad sexual, blancos comunes en la guerra cognitiva contra la Isla.
Por ejemplo, según se reveló en la comunicación telefónica, el 11 de abril de 2023 Karla Velázquez emitió un recibo de fondos destinado a Cuesta Morúa que este afirma no haber recibido ni firmado.
En un entorno tan turbio, donde el capital mueve todo, resultan habituales este tipo de estafas. Llamativo resulta que ahora no hablemos solo de robos entre testaferros locales, sino de un escándalo de corrupción a más altos niveles. En el entramado de la subversión contra Cuba no existe espacio para la transparencia. Como reza el refrán, el dinero no tiene amigos.
