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Siglo XXI

¿Qué se esconde detrás del odio hacia Cuba?

Mi labor como profesor de Ciencias Sociales, desde una posición marxista- leninista, martiana y fidelista, me ha conducido al estudio de la idiosincrasia del pueblo estadounidense, por el papel y lugar que desempeña en la estrategia política internacional de los Estados Unidos.

Los gobiernos de turno tienen muy en cuenta la opinión de sus contribuyentes. Por eso, ante cada paso, en política internacional se dedican cuantiosos recursos humanos, materiales y financieros con este fin.

Si no lo cree, analice toda la propaganda contra China a raíz de la pandemia de la Covid 19, para justificar la guerra comercial contra el gigante asiático y las posibles consecuencias en los bolsillos del ciudadano común. De esta forma, no pocos estadounidenses, todavía hoy, culpan de las cientos de miles de muertes, no al sistema capitalista junto a su esquema de salud exclusivo y selectivo, sino a los chinos “que inventaron y contaminaron a todo el mundo con el virus”.

Así sucede ahora en el conflicto Ucrania-Rusia. La segunda es ante ojos de la opinión pública la causante material de la guerra, el “invasor abusador e irresponsable”. Además de las cientos de sanciones de todo tipo, han creado un ambiente internacional antirruso, sin precedentes desde la Guerra Fría, desatada después de la II Guerra Mundial, llevando consigo a la culta y obediente Europa a un callejón sin salida.

Ahora estamos en mejores condiciones de comprender el caso cubano.

¿Cómo justificar ante los mismos contribuyentes una política de asfixia económica y asedio que data ya de más de 60 años, contra la vecina Isla pequeña, solidaria, que no significa peligro alguno para la gran potencia, a no ser la influencia redentora que emana de su ejemplo?

En este caso, contrario a lo que los gobernantes de la Unión piensan, mientras más años transcurren en tales condiciones, la resistencia heroica del pueblo cubano genera mayor simpatía en todo el mundo. No es casual que por más de veinte ocasiones, por abrumadora mayoría, se apruebe una resolución de la Asamblea General de la ONU que condena el bloqueo impuesto a la Mayor de las Antillas.

Pero profundicemos en el asunto ¿Quién se favorece más con esta política de odio? Ni siquiera es el gobierno de EE.UU. La política hostil contra Cuba los ha llevado al aislamiento del resto de América Latina. A los contribuyentes se les prohíbe visitar la Isla, violando su derecho constitucional; los empresarios quieren invertir en Cuba, porque van a llegar tarde a las nuevas posibilidades que ofrece el país; los granjeros del Sur exigen estimular un comercio mutuamente beneficioso; los científicos están motivados por nuestros adelantos científicos… En fin, ¿a quién favorece esta política de odio?

No cabe la menor duda: A la mafia cubanoamericana, que ha hecho de este un gran negocio. Las millonarias ganancias que obtiene las comparte con los gobiernos de turno.

Para lograr sus macabros fines mienten, tergiversan y engañan, empleando para ello todos los medios y recursos. Pero, la verdad se impondrá. Más temprano que tarde, el amor siempre vence al odio.

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