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Por la solidaridad y el internacionalismo

La solidaridad humana es un valor fundamental en la sociedad cubana, que se ha manifestado a lo largo de la historia en diferentes contextos y situaciones. El Día de la Solidaridad Humana, celebrado cada 20 de diciembre, es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de este valor y su impacto en la vida de las personas.

Este principio resulta fundamental para el desarrollo de una sociedad justa y equitativa. En Cuba, la solidaridad está implícita en el espíritu de las políticas públicas, que buscan garantizar el bienestar de todos los ciudadanos, especialmente de aquellos que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad. Se expresa en la atención médica gratuita, la educación universal y la protección social, entre otras medidas que buscan garantizar el acceso a los derechos fundamentales.

Además, es esencial para fortalecer los lazos comunitarios y promover la colaboración entre las personas. Este valor está en cada iniciativa local que busca mejorar las condiciones de vida de las comunidades y la participación en proyectos de desarrollo comunitario, la ayuda mutua en momentos de crisis o la promoción de valores como el respeto y la tolerancia.

Asimismo, representa un pilar fundamental en las relaciones internacionales de Cuba. El país ha demostrado su compromiso con cooperación con otros países en áreas como la salud, la educación y el desarrollo sostenible. La colaboración internacional y la solidaridad son herramientas clave para enfrentar desafíos globales como la pobreza, el cambio climático y la desigualdad.

Una mano amiga a los pueblos del mundo

El internacionalismo cubano es una parte fundamental de la política exterior de Cuba, que se basa en la solidaridad y la cooperación con otros países, especialmente aquellos en vías de desarrollo. Este enfoque se ha manifestado a lo largo de la historia de Cuba, desde su participación en la lucha por la independencia en otros rincones del mundo, hasta su colaboración en áreas como la salud, la educación y el desarrollo sostenible.

En primer lugar, el internacionalismo cubano se remonta a la participación de Cuba en la lucha por la independencia de otros países, especialmente en África. Durante la década de 1960 y 1970, Cuba apoyó a movimientos de liberación en países como Angola, Mozambique y Etiopía, enviando tropas para ayudar en la lucha contra el colonialismo y el apartheid. Esta participación fue un ejemplo temprano del compromiso de Cuba con la defensa de los derechos humanos en el ámbito global.

Además, la Mayor de las Antillas ha enviado médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud a países en todo el mundo, especialmente en América Latina, África y Asia, para brindar atención médica gratuita a comunidades desatendidas. Esta colaboración ha sido fundamental para mejorar el acceso a la atención sanitaria en áreas rurales y urbanas desfavorecidas, así como para enfrentar crisis sanitarias como el ébola y el COVID-19.

La colaboración de nuestro país en el ámbito educativo se manifiesta en el envío de maestros. La creación de nexos en este sentido ha contribuido al desarrollo educativo de comunidades marginadas y ha fortalecido los lazos culturales entre Cuba y otros países.

Al pueblo cubano lo caracteriza su vocación internacionalista, que no es más que una manifestación de solidaridad a escala mundial.

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