Nuestro Martí

Martí escribió que Cuba estaba situada en el lado fiel de América. Muchos han sido los acontecimientos en los cuales nuestro país ha desempañado ese rol -que no es tan solo geográfico- pero el más preponderante de todos ha sido, sin dudas, el proceso revolucionario cubano de los últimos 60 años. En estas cinco décadas el viraje histórico de Cuba y de la región de América Latina en su conjunto ha sido extraordinario.

Lo primero ocurrido, a nivel nacional, fue la aguda lucha de clases que las primeras medidas de justicia social (empleo, salud y educación gratuitas, alfabetización, confiscaciones de bienes malversados, reforma agraria, reducción de las tarifas de los alquileres, batalla por la igualdad racial y de género, acceso al deporte masivo y a la cultura) trajeron consigo.
Junto a la burguesía cubana se fue la intelectualidad vinculada a las empresas foráneas o a los patrones ideológicos y políticos del Capitalismo. El país perdió parte de su caudal de hombres preparados en los más diversos campos del conocimiento y la tecnología, lo cual constituyó un impacto devastador, sobre todo en los años sesenta del pasado siglo.
Casi de cero y con los que se quedaron como profesores se fue forjando todo el extraordinario sistema (para un pequeño país sin recursos energéticos, ni minerales estratégicos que le compulsen el desarrollo -solo agricultura atrasada y productos tradicionales- circunstancia de partida que en ocasiones olvidamos) de formación de la nueva intelectualidad.
Tanto los EE.UU. –potencia imperialista hegemónica mundial– como la joven dirección de la revolución cubana no tenían experiencias anteriores de convivencia civilizada entre dos sistemas políticos diferentes a escala global.
Solo se conocían dos actitudes a asumir: De un lado el Imperialismo global, con EE.UU. a la cabeza, le «entraría con todo» a la pequeña nación que osaba desafiarlo gestando un proyecto social de independencia y desarrollo social y político soberano.
Y así fue: agresiones tras agresiones de todo tipo hasta la perdurabilidad del bloqueo en la actualidad.
Mientras que la dirección revolucionaria junto al pueblo se «plantaron» y resistieron. El costo de vidas y sacrificios son inmedibles para más del 70% de los cubanos. No le mendigamos jamás de hinojos, el derecho a ser libres de escoger el camino de la dignidad.