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Los hijos de los que no se habla

Como parte de la guerra mediática contra Cuba, organizada y financiada por los Servicios de Inteligencia y el Departamento de Estado de los Estados Unidos, es común ver en las redes sociales noticias y comentarios sobre los hijos de los dirigentes cubanos, acusándolos de tener pequeños negocios privados, como bares y restaurantes, lo que solo es noticia para los cubanos residentes en la Isla, pues para los ciudadanos del mundo esos pequeños negocios no representan capital alguno.

Sin embargo, los hijos de altos funcionarios gubernamentales del mundo occidental, amasan fuertes fortunas y de esos poco se dice o peor, no se habla, aunque el dinero provenga de negocios corruptos ejecutados por ellos o heredados de sus progenitores, posean acciones en paraísos fiscales, se vinculen al lavado de dinero, la droga y el bajo mundo, algo que debería ser noticia de primera plana por los cientos de millones de dólares que acumulan.

Así es el caso de Jorge Mas Santos, Juan Carlos Mas Santos y José Mas Santos, hijos de Jorge Mas Canosa, quienes ahora son conocidos como empresarios controvertidos, cuyas fortunas iniciales son producto de los negocios turbios de su padre.

El pasado de Jorge Mas Canosa es bien conocido, su familia cubana no tenía dinero y llegó a Miami sin un centavo. Su capital se inicia mucho después, a partir de sus negocios turbios y sus vínculos con la CIA, contratado en principio para abastecer de alimentos a las casas secretas que tenía la agencia en Miami, cuando solo contaba con 23 años de edad.

Posteriormente cumplió otras tareas que fomentaron la confianza de los oficiales. Fue así como de la noche a la mañana fabricaron la Fundación Nacional Cubano Americana, FNCA, en 1981, y deciden colocarlo al frente de la misma como su presidente.

La FNCA sirvió para apantallar las acciones de la CIA, simulando “ser problemas entre cubanos refugiados en Miami y los castristas de Cuba”, situación que le permitió ganar en popularidad con el gobierno de Ronald Reagan y en la comunidad cubana radicada en Estados Unidos.

En esa época “el presidente” empieza a embolsarse parte del dinero destinado por el gobierno yanqui a las tareas contra Cuba y se vincula con las más tenebrosas acciones terroristas ejecutadas en nombre de la “libertad”, entre las que se destaca la fuga de la cárcel en Venezuela, del asesino y terrorista Luis Posada Carriles, donde cumplía condena por su participación en la voladura, en pleno vuelo, de un avión civil cubano donde murieron 73 inocentes.

La fortuna de Mas Canosa tiene mucha sangre por los actos terroristas y crímenes cometidos contra el pueblo cubano.

Esa información es más importante que la divulgada por las redes sociales sobre hijos de dirigentes cubanos y de esa no se dice una sola palabra.

¿Cómo es posible que un joven emigrado, que a su llegada a Estados Unidos tuvo que lavar platos, ser bracero en el puerto del Río de Miami y repartidor de alimentos, haya podido acumular miles de millones de dólares limpiamente?

Todos los emigrados saben que eso es imposible.

Con negocios turbios y el tráfico de influencia, Mas Canosa logró el crecimiento de la compañíaChurch & Tower, a la que había ingresado a trabajar en 1969.

Fue en esas circunstancias que sus hijos se incorporaron al negocio de Church & Tower y la convirtieron posteriormente en MasTec, Inc., cuando en 1991 su hijo Jorge Mas, organizó la adquisición inversa de su antiguo competidor, Burnup & Sims, conformando un emporio con una red de infraestructura contratista y ser líder en seis líneas de negocios: la generación de energía e industria renovable, gas natural y oleoductos, transmisión eléctrica, servicios públicos inalámbricos e instalación de DirecTV.

Otro de los negocios del “presidente” fue la compra de la llamada Torre de la Libertad, que fuera el centro de procesamiento de los cubanos a su llegada a Estados Unidos, como parte del Programa de Refugiados Cubanos aprobado por el presidente John F. Kennedy, en 1961.

Hoy los herederos del “presidente” acumulan miles de millones de dólares y gracias a las trampas que les enseñó su padre y el despliegue de un fuerte tráfico de influencia, burlaron las leyes, como sucedió cuando en el año 2001 Jorge Mas Santos, fue acusado de corrupción, demanda presentada en su contra por haber tramado una componenda para adjudicarse 1,200 millones de pesetas de la empresa española Sintel, hecho que desató una reclamación de varios políticos españoles y de los sindicatos, los que expresaron que “las acciones ejecutadas en Estados Unidos eran una prueba más de las irregularidades que llevaron a Sintel a sumar un déficit de 20,000 millones de pesetas”.

¿Por qué eso no circula en las redes sociales cubanas, en vez de los cotilleos sobre bares y miniempresas de hijos de funcionarios cubanos, que no facturan cifras semejantes?

Ni una sola palabra se ha expuesto por el contrato de Leonel Messi con el Inter de Miami, equipo del cual el corrupto Jorge Mas Santo es presidente y copropietario de la franquicia con su hermano José. Jorge además logró adquirir el equipo de fútbol del Real Zaragoza en España.

Los hijos de otros “exiliados” cubanos en Estado Unidos, incluidos asesinos, torturadores, ladrones y esbirros al servicio de la dictadura de Fulgencio Batista, también acumulan fortunas a partir de similares trampas y negocios turbios, pero de esos hijos no se habla ni se fabrican campañas mediáticas, porque los influencers asalariados de los yanquis saben a qué palo rascarse.   

Razón la de José Martí al afirmar:

“Harto elocuente es el silencio y harto severa es de suyo la opinión general”.

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