La cultura cubana: Escudo y espada de la nación
No es casual que los enemigos jurados de la Revolución cubana una y otra vez tomen a la cultura, a los intelectuales y artistas, como punta de lanza para atacarla.
La cultura es reconocida, en su sentido más amplio, como la producción y reproducción de la vida material y espiritual de una sociedad dada. Por tal motivo, tiene una implicación directa en factores claves que deciden el destino de una nación.
Integran este sector, por lo general, personas conocidas e influyentes, seguidas por determinados segmentos de la población. Son mediáticos o con fácil acceso a los medios de comunicación masiva. De ahí el rápido y decisivo impacto que poseen en los sentimientos y el comportamiento de los ciudadanos.
Por eso, muy tempranamente, el líder histórico de la Revolución cubana, el Comandante en Jefe, prestó especial atención al proceso de masificación de la cultura, para que el ciudadano común no pudiera ser engañado por nadie. También dedicó mucho tiempo y esfuerzo a la atención de estos profesionales.
En cambio, el actual comportamiento de determinados personajes, pseudoartistas zanjoneros, no sólo contradice preceptos básicos de la política cultural cubana que permanecen inamovibles desde aquel histórico encuentro en junio de 1961: «Con la Revolución todo, contra la Revolución nada», sino que constituyen muestras de las fisuras que ha presentado el sistema de influencias educativas.
En las complejas circunstancias que vivimos, retomar a la cultura como escudo y espada de la nación cubana es la única fórmula posible para defender las conquistas del Socialismo cubano y continuar avanzando en el bienestar de nuestro pueblo.
Hoy, al celebrar el Día de la Cultura Nacional, asumimos el solemne juramento de defenderla y continuar su avance indetenible hacia un futuro mejor.