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Honrar, honra

Es tanta la carga axiológica de estas dos palabras, expresadas por José Martí, que, sin lugar a dudas, es una de las frases más difundidas de su profundo y amplio pensamiento.

Me tomo el derecho de recordarla, motivado por una publicación que recientemente observé en Facebook, de un individuo que se atreve a comparar la gesta heroica del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, con los sucesos del 11 de julio de 2021, a los gloriosos asaltantes con los vándalos y vendepatrias que escenificaron los trágicos sucesos ese día, y al gobierno revolucionario, con la dictadura batistiana.

Es bochornoso que un hecho tan conocido de nuestra historia se intente tergiversar de una manera tan burda y denigrante.

Parecería innecesario retomar el tema, tras el inmediato y masivo rechazo que recibió dicho post, a través de comentarios que criticaban y desmentían tal ofrensa a la dignidad y honor patrios, pero creo importante hacerlo, porque no es un hecho aislado, sino que es parte de una intensa y bien diseñada campaña mediática de nuestros enemigos para desmontar los principales símbolos que, como pedestales inamovibles, sostienen el orgullo de la nación.

Retomo el trascendental pensamiento del Maestro: «Honrar, honra», porque la capacidad de resistencia heroica de una nación depende, en gran medida, de la forma en que seamos capaces de rendir tributo a quienes dieron todo, hasta su vida, por alcanzar la soberanía e independencia que hoy disfrutamos.

Es por eso que conocer la historia, estudiar y recordar los sucesos trascendentales, profundizar en el ideario y pensamiento de nuestros próceres, educando a las presentes y futuras generaciones en los valores morales que ellos nos legaron, es un deber insoslayable.

Si nuestros enemigos se han empeñado en que olvidemos nuestra gloriosa historia, entonces estamos obligados a reforzar la labor pedagógica, honrando a quienes nos antecedieron. Es la única forma posible de que las presentes y futuras generaciones den continuidad a la obra de la Revolución.

Por muy insignificantes y ridículas que parezcan las tergiversaciones, estamos obligados a desmontarlas, pero no después de ser lanzadas al infinito caudal de Internet y de las redes sociales, sino antes, porque después no hay quien les dé alcance, y aunque se puedan desmontar, ya el mal está hecho, porque fue capaz de sembrar la duda en desconocedores del tema, tan perversa y dañina como la mentira.

Nuestra verdad, escrita con la sangre de héroes y mártires, está en la historia Patria. En ella están los valores morales que sostienen la nación y hacen invencible nuestro proyecto socialista.

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