fbpx
NOTICIAS

Ecuador y sus «asuntos pendientes»

Disuelto el Parlamento, el 20 de agosto habrá elecciones adelantadas y Lasso no será candidato presidencial.

No siempre los desenlaces de algún conflicto se resuelven con argumentos de novelas, al estilo de Asuntos pendientes.

La anulación de la Asamblea Nacional ecuatoriana y la convocatoria a elecciones anticipadas es uno de estos casos y, por ello, la llamada «muerte cruzada» ha dejado ese sabor amargo, más que todo, por las conjeturas en cuanto a por qué lo hizo el presidente Guillermo Lasso.

El argumento usado en cuanto a la «inestabilidad del país» no parece tener sustento suficiente como para convencer a la opinión pública.

En todo caso, el objetivo principal del Presidente parece que es ganar tiempo, por el juicio político que se le venía encima para destituirlo, y así gobernar los meses que le quedan, emitiendo decretos sin contar con el consenso de quienes forman parte del Congreso.

En este juego político desde la silla del poder, el gobernante puede llenar su buró presidencial de documentos que, al menos de manera mediática, puedan dar la imagen de populista y, con ello, tratar de «convencer» a muchos de sus «buenas intenciones», cuando su nivel de aprobación ha disminuido considerablemente.

Otro objetivo puede ser ganarse la confianza de sectores que ven crecer el apoyo al movimiento de izquierda Revolución Ciudadana, encabezado por el exmandatario Rafael Correa, y que pueden estar dudosos sobre a qué árbol arrimarse en las próximas elecciones anticipadas.

Sabe Lasso muy bien que una fuerza determinante en este enfoque es el movimiento indígena, que en los comicios pasados llamó a votar nulo, para no dar su papeleta ni a Lasso ni al correísmo. Pudiera entonces el actual mandatario tratar de «endulzar» a muchos para que sea el movimiento de izquierda el gran perdedor.

Ya el Consejo Nacional Electoral ha escogido la fecha del 20 de agosto para las elecciones adelantadas, y Lasso ha dicho que no se presentará nuevamente como aspirante a la silla presidencial.

No obstante, hay un aspecto que su partido Creo y sus agrupaciones aliadas no parecen tener en cuenta, y es que ellos atraviesan uno de los peores momentos políticos, mientras la agrupación de izquierda Revolución Ciudadana, y otras progresistas, literalmente arrasaron en los comicios seccionales de febrero pasado.

En esa cita con las urnas, la agrupación Creo no logró ganar ninguna prefectura, mientras sus adversarios de la Revolución Ciudadana obtuvieron nueve, incluyendo las dos provincias más pobladas del país (Guayas y Pichincha), y 50 alcaldías (de 221), obteniendo el triunfo en las principales ciudades, Quito y Guayaquil, esta última después de 30 años de liderazgo ininterrumpido del Partido Social Cristiano, que quedó diezmado, con apenas dos prefecturas a escala nacional, según un despacho de RT.

La jugada política parece traspasar las barreras de la figura del actual Jefe de Estado, y va dirigida, como dardos envenenados, a mellar el ascenso de las fuerzas progresistas, aprovechando también las fisuras existentes entre los distintos sectores de la izquierda ecuatoriana, que sí son «asuntos pendientes».

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba