Por Arthur González.

Todo indica que las nuevas generaciones de oficiales de la CIA no tienen experiencia para diseñar planes contra países que tienen gobiernos no aceptables para EEUU. En esto se incluye su ex director Mike Pompeo.

Esa insuficiencia profesional se constata en el duplicado de planes ejecutados hace medio siglo contra Cuba y aplicados hoy a Venezuela. 

Un ejemplo que no deja dudas fue la reciente Asamblea de la OEA, donde repitieron la historia ejecutada contra Cuba en 1964, cuando la CIA y el Departamento de Estado presionaron para expulsarla de esa organización.

Quienes no lo crean solo tiene que leer la Operación Mangosta, presentada al Grupo Especial Ampliado del Consejo de Seguridad Nacional en enero de 1962, por el General de Brigada Edward G. Lansdale, jefe de las operaciones.

En reunión presidida por el Fiscal General, Robert Kennedy, hizo un llamado para no fracasar en el cumplimiento de esas tareas y aseguró:

“La solución del problema cubano tiene en este momento una alta prioridad del gobierno de Estados Unidos, todo lo demás es secundario. No se escatimarán tiempo, dinero, esfuerzos o recursos humanos, porque el Presidente de Estados Unidos me indicó que el último capítulo sobre Cuba todavía no se ha escrito y por lo tanto hay que hacerlo y así se hará”.

Evidentemente desempolvaron aquella Operación y la aplican hoy a Venezuela con el mismo objetivo de:

“…ejecutar una guerra económica que induzca al régimen comunista a fracasar en su esfuerzo por satisfacer las necesidades del país, las operaciones psicológicas acrecentarán el resentimiento de la población contra el régimen, y las de tipo militar darán al movimiento popular un arma de acción para el sabotaje y la resistencia armada en apoyo a los objetivos políticos”.

Otras de aquellas tareas reproducidas ahora contra Venezuela decían:

El Departamento de Estado está concentrando sus esfuerzos en la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, la cual comenzará el 22 de enero 1964, esperando obtener amplio respaldo del Hemisferio Occidental para las resoluciones de la OEA que condenen a Cuba y la aíslen del resto del Hemisferio…”

“La reunión de la OEA será apoyada por demostraciones públicas en América Latina, generadas por la CIA y las campañas psicológicas asistidas por USIA. La mayor tarea para nuestra hábil diplomacia es alentar a los líderes latinoamericanos a desarrollar operaciones independientes similares a este Proyecto, buscando una rebelión interna del pueblo cubano contra el régimen comunista”.

Sin dudas trajeron aquel pasado al 2018.

Entre los puntos del Plan Magosta reproducidos contra Venezuela están:

-Guerra económica.

En este aspecto Mangosta exponía:

“Es la clave principal de nuestro Proyecto de acción política, bajo la dirección del Departamento de Estado. El mismo está estableciendo las acciones económicas futuras, incluso los planes para un embargo al comercio cubano, al resultado de la venidera reunión de la OEA. Mientras tanto, el Departamento de Estado ha creado un grupo de acción económica…”

– Elementos mayores de la población.

“El Departamento de Estado y la CIA continúan explorando sus capacidades para montar operaciones especiales dentro de Cuba, centradas sobre elementos activos de la población, específicamente operaciones a través de la Iglesia católica para llegar a las mujeres y sus familiares, así como mediante contactos laborales para alcanzar a los trabajadores. Otros elementos alistados incluyen las agrupaciones de jóvenes y profesionales. Consideración especial se le dará a esto por medio de los contactos operacionales latinoamericanos. Esto es vital para el éxito de nuestros núcleos de acción política cuando la CIA los pueda poner en su lugar”.

-Perspectivas.

“Después de un estudio, la CIA ha concluido que su papel real será la de crear la ilusión de un movimiento popular que gana apoyo exterior y ayudar a establecer un clima que permitirá actos provocativos en apoyo a un cambio hacia una acción abierta, al aumentar su capacidad operacional”.

-Política.

“El Departamento de Estado insistirá, a través de las embajadas estadounidenses en América Latina en la reunión de la OEA, con el fin de explotar todas las oportunidades de ganar la simpatía local para el pueblo cubano e incrementar la hostilidad hacia el régimen comunista en Cuba…”

– Psicológicas. 

“La USIA propondrá el 15 de febrero un plan para llevar a cabo la explotación de acciones altamente psicológicas en el Proyecto, encaminadas a despertar la simpatía mundial en favor del pueblo cubano (al igual que un David) que combate al régimen comunista (como Goliat) y que tendría como objetivo estimular a los cubanos en la Isla para que se unan a la causa”.

No cabe la menor duda, es el mismo programa subversivo, solo cambiaron el país, algo demostrado en esta Asamblea de mayo 2018, entre otras por la virulenta intervención del canciller chileno Roberto Ampuero.

Ampuero tiene un pasado algo oscuro. En medio del golpe militar diseñado por la CIA para derrocar a Salvador Allende, logró salir de Chile en diciembre de 1973 hacia la República Democrática Alemana, no como exiliado político sino como becario en la Universidad de Leipzig.

El 1977 viaja a La Habana por su matrimonio con una hija del embajador cubano y trabaja en el MINREX como profesor de alemán. Estudió en la Universidad de La Habana e ingresa a la Unión de Jóvenes Comunistas.

Ya para el 1979 regresa a Berlín, vinculándose a chilenos comunistas, incorporándose con ellos durante un año a la Escuela Juvenil Superior Wilhelm Pieck, para estudiar marxismo leninismo.

En 1983 cruza la frontera hacia Alemania Occidental, y a pesar de su pasado comunista, obtiene la plaza de corresponsal para la agencia IPS, y de editor de Desarrollo y Cooperación de la Fundación Alemana para la Cooperación Internacional, así como moderador de la revista Europa Semanal de DW-TV para América Latina.

El único cambio en el escenario de esta Asamblea de la OEA es que México no repitió su papel de aparente rebeldía, como hizo cuando Cuba fue expulsada.

Documentos desclasificados revelan que fue un pacto secreto con los yanquis, a quienes convenía tener una embajada latinoamericana en La Habana, y México aceptó gustosamente.

Por eso José Martí afirmó:

“Recuerdos hay que queman la memoria”

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