En el escenario actual la contrarrevolución tradicional y la de cuello blanco, buscan con saña situaciones o hechos de carácter extraordinario acontecidos dentro del país, para tratar de equipararlos y forzar paralelismos con otros de mucha mayor connotación y de causas diferentes que ocurren en el extranjero, principalmente en  EE.UU.

Eso tiene como propósito fundamental, aprovechar el impacto en la opinión pública nacional de hechos como el del asesinato por la  policía estadunidense del afroamericano George Floyd,  para manipular y  magnificar eventos acaecidos en Cuba, fomentando estados de opinión y sentimientos de irritación y rechazo a la actuación de las autoridades cubanas, que desemboquen en enfrentamientos con estas y conduzcan a la desestabilización el país.

Con los fines descritos se encuentran utilizando inescrupulosamente la muerte de un ciudadano de la capital, violento, de pésima conducta social, que agredió a un miembro de la PNR el cual  se vio precisado a usar su arma en legítima defensa.  El oficial, herido, con un brazo inutilizado, derribado por el impacto de las varias piedras que le arrojó su agresor,  tuvo la entereza de disparar a la parte baja del cuerpo de este.

Desafortunadamente, según los elementos aportados por la nota oficial del Ministerio del Interior y los publicados por el influencer revolucionario el Guerrero Cubano sobre el suceso, la topografía del terreno, la posición que tenía el occiso en el momento de recibir el disparo y  la del policía  en el instante de efectuarlo, así como la interposición de la estructura ósea que habría desviado la trayectoria del proyectil, fueron factores que al conjugarse provocaron la muerte de esa persona.

Como era de esperarse la escudería mediática de la contrarrevolución y sus replicantes internos tratan de manipular el hecho y posicionar la versión de que fue un asesinato. Con esa matriz de opinión esperan justificar la realización de provocaciones disfrazadas de “manifestaciones pacíficas” en “protesta” por la mencionada muerte. Como parte del show que están montando se encuentran desarrollando una fuerte campaña de convocatoria a estas acciones utilizando las redes sociales.

Para reforzar dicha matriz de opinión tratan de darle a lo ocurrido un matiz racista, lo que a su vez le da continuidad a mensajes introducidos en publicaciones surgidas a raíz del asesinato del afroamericano George  Floyd con las cuales han pretendido equiparar los vestigios de racismo que aún persisten dentro de la sociedad cubana, con él que ferozmente corroe las entrañas de la norteamericana y que su gobierno que lo practica, intenta cínicamente esconder. 

Escala el imperio en esta su nueva campaña contra nuestro país, introduciendo en ella al The Washington Post, quien abandona toda etica periodistica, al prestar espacio y visibilidad mediática a la pluma mercenaria del contrarrevolucionario Abraham Jiménez Enoa para que tergiverse y mienta sobre lo ocurrido. De esa forma desvela el medio su suboordinación a las politicas de la administración con la que dice estar en desacuerdo.

En este contexto saltan a la palestra pública, los connotados contrarrevolucionarios Iliana Hernández y Luis Manuel Otero Alcántara como  principales organizadores visibles de estas provocaciones, mientras que el apátrida Héctor Luis Valdés Cocho, aparece como el más activo instigador a su realización; este último cuando los sucesos de la subestación de la PNR de Calabazar fue el primero que trató de manipular lo ocurrido. El mismo  cumplió sanción en 2018 por Apropiación Indebida y posee múltiples antecedentes de contravenciones por Prostitución y Alteración del Orden; en la actualidad administra una página subversiva. Los dos anteriores poseen un conocido y amplio palmaré al servicio del imperio.

A propósito del hecho de Calabazar  donde resultó asesinado un combatiente de nuestra policía y dos heridos, uno de gravedad, por un delincuente común, esa   lacra que adversa a la Revolución, cínicamente trató de transformar al criminal  en  héroe, mientras los embozados en trajes de “revolucionarios” internos optaron por ignorar lo ocurrido. Ese doblez descubre en todos ellos la hipocresía de sus clamores de justicia y las oscuras intenciones que estas ocultan.

Nunca es grata la muerte de una persona, mucho menos puede ser motivo de regocijo. Ningún ser humano que haga honor a su condición de tal, jamás se refocilaría con una de ellas, siempre se lamentan, pero cuando alguien trata de privar de la vida a un semejante, y eso era lo que intentaba hacer el fallecido, no puede censurársele al agredido el haberse defendido.

Pero nuestros adversarios, desprovistos de dignidad y de sentimientos humanos y patrios, cegados por el odio y la frustración, usan la muerte de esa persona como fuente de ingreso. Por supuesto de ingreso de dinero proveniente del peor enemigo, de la tierra donde nacieron.

Al final todos estos agitadores de internet, que tratan de provocar una reacción violenta del pueblo a partir de la manipulación de sus nobles sentimientos, son tan dependientes de ideas ajenas y están permeados de tantos sentimientos apátridas que, no alcanzan a entender que más de 60 años de limpia historia de la Revolución no se pueden borrar o adulterar con mentiras y calumnias, y que al que intentan embaucar es un pueblo culto, protagonista del proceso revolucionario y por lo tanto el principal constructor de esa historia. Lo ofenden al tratar de engañarlo.

Ciegos y sordos a esa realidad quieren tomar el cielo por asalto, sin percatarse que, el firmamento está demasiado alto para ellos y que Cuba seguirá resplandeciendo en él con su ejemplo de hidalguía, dignidad y victoria sobre los que desean hacerla caer.

El escenario que anhelan no lo van a poder crear, una vez más se cogerán el dedo con la puerta.

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