El Comandante en Jefe fue uno de los críticos más agudos y firmes del sistema capitalista, entre la segunda mitad del siglo XX e inicios del XXI.

Cuando uno estudia su obra, desde aquella conocida nota que escribió a Celia, tras confirmar la procedencia estadounidense de las bombas lanzadas por la aviación de la dictadura de Batista sobre las casas de los campesinos en la Sierra Maestra, hasta sus últimas reflexiones, encuentra profundos análisis y reflexiones sobre el Capitalismo y en particular su fase superior de desarrollo: el Imperialismo, con particular énfasis, en los EE.UU.

Una de las conclusiones teóricas más conocidas, es aquella donde denuncia: «El Capitalismo es huérfano ideas». El líder histórico de la Revolución cubana expresa, en sólo cinco palabras, una trascendental conclusión científica que explica por si misma el estado de barbarie y destrucción que ha impuesto a la humanidad, a tal punto de ponerla al borde de su holocausto, sea por las nefastas consecuencias de un sistema social depredador del medio natural de existencia del ser humano, con daños irreversibles al medio ambiente ,o sencillamente por la irracional guerra armamentista y la generación de constantes conflictos bélicos, en todos los continentes, con el peligro siempre latente del empleo de un arsenal atómico, capaz de destruir el planeta varias veces.

Cabe una interrogante que Fidel hacia frecuentemente: ¿Pará qué sirve el Capitalismo? ¿Qué problemas ha resuelto en el mundo contemporáneo en Asia, África o América Latina, donde prevalece el subdesarrollo, el hambre, la explotación del hombre por el hombre, desertificación, contaminación ambiental, pobreza extrema, analfabetismo, alta mortalidad infantil y materna, baja esperanza de vida, falta de atención médica?  Es un verdadero cáncer para la humanidad.

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