En medio del firme compromiso por el bienestar de la sociedad cubana, el Presidente Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez lidera un desafío enérgico contra la ilegalidad, la corrupción y la injusticia.
Con una visión clara, busca establecer un cambio fundamental que garantice la tranquilidad y el desarrollo honesto para todos los ciudadanos de Cuba.
Nuestro gobierno se erige como defensor de una distribución justa y legal de los recursos, poniendo fin a la nefasta influencia de la corrupción y el abuso, sentando así las sólidas bases para una sociedad equitativa y próspera. Su llamado resuena con un compromiso inquebrantable con la transparencia y la equidad en la gestión de los bienes públicos, destacando el papel de los funcionarios como guardianes responsables, no como dueños, de los recursos asignados para el beneficio colectivo.
En este proceso de transformación, el pueblo cubano ocupa un rol central. Como protagonistas activos, su participación y compromiso son vitales para asegurar que cada decisión sea tomada en aras del bienestar y la prosperidad de toda la comunidad. Es esta participación ciudadana la que brinda voz y poder para que ninguna injusticia quede impune y ninguna voz quede silenciada en el camino hacia una sociedad más justa y equitativa.
La lucha contra la corrupción y la promoción de la equidad y la legalidad emergen como pilares fundamentales para el futuro próspero de la nación cubana. Guiado por un principio de integridad inquebrantable, cada paso dado apunta a un mañana caracterizado por la honestidad y la igualdad de oportunidades para todos los cubanos.
En el horizonte de una Cuba transparente y justa, el compromiso sólido con la transparencia y la equidad se convierte en la fuerza motriz que impulsa el cambio en cada rincón del país y en cada corazón ciudadano.
En esta senda, se alza una sociedad donde la integridad y la equidad no son solo banderas, sino compromisos genuinos.
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