A propósito de la batalla histórica que nos trasciende: Necesidad de continuar mejorando la comunicación social
Los revolucionarios todos, y en particular los cuadros de la dirección política de la Revolución cubana victoriosa, debemos explicar y explicar cada medida que pongamos en práctica, sea por las nuevas y por las viejas vías, para contrarrestar la maquinaria subversiva de comunicación enemiga.
Todos sabemos que ellos le «van arriba” a cualquier política y medida que tomemos, en un afán descalificador enorme.
Tampoco es un secreto que tienen un pequeño coro de “súbditos inefables«, aquí adentro, sin ética política alguna, que jamás condenan las agresiones y el bloqueo reforzado.
Estos grupos invisibilizan con una desvergüenza total al Imperialismo y se declaran hasta «defensores de nuestro sufrido pueblo». Cuánta hipocresía.
Por eso coincidimos en que la batalla comunicacional, junto a la batalla ética y el discurso franco y abierto con el pueblo, es la vía para seguir adelante y explicando las necesarias medidas de estos tiempos de aguda crisis económica recrudecida y superarla.
Por otro lado, hay que huir de posiciones iconoclastas, esas que le encanta a «los derribadores de revoluciones», desde la extrema izquierda. Hay que salirle al paso a todas las manifestaciones que se interpongan a la unidad de acción entre el pueblo y los cuadros de nuestra Revolución Socialista.
Y fueron esos los que un día, y en otro contexto histórico, determinaron que Lenin tuviera necesidad de escribir La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo.
Esos individuos generan divisiones y facciones que laceran la fortaleza estratégica de la unidad nacional como escudo seguro de nuestra Revolución.
