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¿Qué hay detrás de la industria musical?

La industria musical es un negocio multimillonario que mueve grandes cantidades de dinero cada año. Sin embargo, detrás de los éxitos y las canciones pegajosas que escuchamos en la radio se esconden un serio problema, la intención de algunos ejes de poder de utilizar la industria para subvertir y someter a las masas.

Se puede considerar a la música como un lenguaje universal que trasciende las barreras culturales y geográficas. Esta industria se ha convertido en una herramienta eficaz para impulsar la transculturación que puede considerarse un primer paso para dominar una nación al alejarla de sus raíces.

La cultura ha sido un suelo fértil para las artimañas de gobiernos como el de Estados Unidos para moldear a países y naciones a la medida de sus intereses. En el libro «El arte de la Inteligencia» de Allen Dulles, exdirector de la CIA, expresó sobre la estrategia que se aplicaría contra la URSS en aquella época:

«sustituiremos sus valores por otros falsos y les obligaremos a creer en ellos…”.

América Latina es uno de los blancos más atacados y codiciados por el imperialismo, es además un pueblo en dramática involución cultural. Esto ha facilitado que la industria musical, tan poderosa a nivel mundial, desdibuje la identidad y los valores de esa sociedad para remplazarlos por una cultura globalizada que permita su dominación a través de la transculturación.

La industria musical está controlada por un pequeño grupo de compañías discográficas que regulan la mayoría de las ventas.  Esta mafia de las disqueras obedece directamente a los intereses de las élites económicas.

Para los que manejan los hilos detrás del telón es conveniente que las masas están embrutecidas, que estas sean cada vez más ignorante y estúpida. En las plataformas de streaming los videos más populares suelen incitar a las adicciones, al consumo de droga, la promiscuidad sexual y la vida irresponsable. 

“Sólo unos pocos acertarán a sospechar e incluso a comprender lo que realmente sucede. Pero a esa gente la situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarles, desacreditarles y señalarles como desechos de la sociedad. Haremos parecer chabacanos los fundamentos de la moralidad, destruyéndolos”.”, expuso Allen Dulles.

En los últimos años la llamada música urbana, comprendida por géneros como el reguetón y el trap, ha pasado a ser el máximo exponente de la cultura latina. Artistas como Bad Bunny, J Balvin, Anuel AA han arrasado con sus sencillos y ganado millones, convirtiéndose por el camino en el ejemplo a seguir para muchos jóvenes.

Sin embargo, detrás de este movimiento que supuestamente ha empoderado la cultura latina se dejan entrever las intenciones de algunos de promover las peores deformaciones de lo más bajo de la sociedad.

El lenguaje sea quizás una de las victimas más destrozadas. Se ha desfigurado, torcido en algo amorfo que ha trascendido la música para quedar perpetuado en la realidad.

La gente paga millones para entrar a los conciertos de estas “estrellas mundiales”. Es en estos mismos conciertos donde les venden drogas, alcohol, prostitución, fármacos, negocio redondo por donde lo mires.

Es entonces cuando estas “estrellas” se convierten un símbolo de la decadencia, la derrota cultural, la destrucción de los valores y la familia, la desaparición del vínculo intergeneracional.

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