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Omara Ruiz Urquiola, otro personaje en la estrategia del golpe

En días pasados publicamos sobre el empleo los mercenarios Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Castillo Pérez (Osorbo) en la estrategia de golpe suave contra Cuba. Hoy nos referiremos a Omara Ruiz Urquiola, una mujer bien entrenada por el andamiaje subversivo contra la Revolución cubana para generar caos dentro de la Isla. El 25 de diciembre de 2021, el libelo digital Periodismo de Barrio publicó una entrevista donde se intenta blanquear la imagen de esta contrarrevolucionaria, con una historia de vida donde aborda «el drama» de opresión a la que fue sometida en Cuba, que la llevó a convertirse en una «opositora» del gobierno cubano.

Pero lo más interesante de esta publocación es la parte donde Omara traslada sus criterios sobre la convocatoria en las afueras del Ministerio de Cultura, el 27 de noviembre de 2020. Ante la pregunta respondió: «Hubiera ido…Te digo honestamente. Yo me hubiera quedado sentada en la acera. Ahí se hubiera generado una masa crítica… Ahí nos hubiésemos sentado 500 y hubiésemos amanecido sin comer. Aquello no había como pararlo. Nosotros no estuvimos preparados para convertir el 27N en nuestro muro de Berlín».

Esa expresión de Omara es la esencia de su concepción política antisocialista y anticubana. Durante el montaje de huelga de hambre en San Isidro, en noviembre de 2020, fue ella quien más arengaba a los «acuartelados» a que se mantuvieran inamovibles ante los deseos de algunos de los participantes de abandonar esa piyamada. Testigos en la casa de Luis Manuel Otero Alcántara contaron que, en determinados momentos, Omara le insistió a este en no dejarse doblegar, en continuar con la «huelga», aunque el costo fuera su propia vida.

A pocas horas de solucionado el acontecimiento del Ministerio de Cultura o 27N, como lo etiquetó inmediatamente la maquinaria mediática, Omara lanzó una directa en las redes sociales donde cuestionó, cruda e irrespetuosamente, a los cabecillas de este incidente por dialogar con las autoridades de este organismo. El hecho llevó a la mercenaria Tania Bruguera Fernández, una de las promotoras, a visitar a Omara en su casa, donde se encontraba junto a Anamely Ramos González, con el objetivo de aclarar términos e improperios. Terminaron con una foto hipócrita de estas tres contrarrevolucionarias, que Tania puso en su perfil en Facebook como si nada hubiese pasado. En la práctica, Bruguera salió de ese encuentro convencida de que Anamely y Omara nunca comulgarían con el grupo 27N. La lucha por el protagonismo en estos engendros, entre otras causas, no les permitió consolidarse como proyectos subversivos y sucumbieron en el intento.

Omara y Anamely son el ala más extremista de los «agentes de cambio» fabricados por la Casa Blanca. La también contrarrevolucionaria Carolina Barrero Ferrer, una de las últimas en salir del país y que se encuentra hoy en una gira por Latinoamérica contactando con organizaciones anticubanas, arribó a Cuba en diciembre de 2020 para lograr unidad entre los agrupamientos 27N y San Isidro. No cumplió su  cometido. El antagonismo entre Tania Bruguera, por un lado, y Luis Manuel, Omara y Anamelys por el otro, impidieron esos propósitos. Quedó demostrado en una reunión a finales del año 2020, en casa de Katherine Bisquet Rodríguez, otra «acuartelada»  de San Isidro que prefirió emigrar definitivamente. Allí se produjeron fuertes discusiones entre los participantes, de uno y otro bando. No hubo consenso entre tantas apologías a los «méritos» individuales y las diversas formas de hacer contrarrevolución.

Bajo la fachada de una Omara enferma y «maltratada» por el gobierno cubano, se esconde otra: una que quiere el caos, el derramamiento de sangre entre cubanos, la caída traumática de la Revolución. Esa Omara frágil, prefiere que ante una convocatoria frente al MINCULT se presione a las autoridades del orden público para que actúen sin importar consecuencias. También desea que alguien muera en una huelga de hambre, aunque sea su amigo, antes de ceder al sentido común y evitar un desenlace fatal.

Una persona así no merece vivir en un país que lucha por la tranquilidad ciudadana de su pueblo. Quien se pliega a los intentos proyanquis de desestabilización en Cuba no merece regresar a la Patria que en realidad no quiere. Ante esas circunstancias, el gobierno revolucionario tiene el derecho soberano a aplicar sus leyes.

Redacción Razones de Cuba

Trabajos periodísticos que revelan la continuidad de las acciones contra Cuba desde los Estados Unidos.

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