Masacre en Highland, EE.UU.: Sueño convertido en pesadilla

Se celebraba un día especial para los estadounidenses. Los festejos por el 4 de julio, Día de la Independencia, comenzaban a sonar en el país norteño.
En la localidad de Highland Park, en el Estado de IIlinois, a sólo minutos de comenzado el evento, se escucharon varios disparos en rápida sucesión. Los testigos en la escena los describen como un momento aterrador.
Seguido, el pánico se apoderó de los presentes. Las madres corrían con los bebes en los brazos, buscando refugio. Varios tuvieron que sortear a las personas baleadas en el suelo, ya con sangre, para huir de la escena del crimen.
Los autos se movían desordenamente, abriéndose paso en la multitud para escapar de aquella masacre. Un hombre encontró abrigo para su hijo y hermano menor en un contenedor de basura.
La cifra de muertos alcanzó las 7 personas, dos de ellos padres de un menor de 2 años. Tras los hechos, el niño caminaba por las calles desoladas, llorando, ensangrentado. Otra pequeña permanecía sin consuelo, frente al cuerpo de su madre baleada en el piso.
Según fuentes oficiales, suman 35 heridos, entre 8 y 35 años, varios de ellos en estado crítico. Fue detenido un joven de 22 años, sospechoso de abrir fuego, que responde a las características del atacante.
Hechos como estos ocurren a diario en el país del “sueño americano”, donde se ha hecho imposible hasta dormir en paz.
De acuerdo a un reporte de la BBC, en EE.UU. tiene lugar al menos 1 tiroteo de este tipo por semana. Según registros de la base de datos online Archivo de la Violencia Armada, en lo que va de año 2022 la cifra de ataques masivos asciende a 308.
¿Qué hace el gobierno de ese país en respuesta a estos sucesos? ¿Puede ser efectiva una ley que sólo se limite a comprobar los antecedentes penales y psicológicos de una persona para expenderle un arma de fuego de alto alcance, como un rifle de asalto, presente en la mayoría de los hechos ocurridos recientemente?
Creo que todavía queda mucho por hacer. Las muertes de inocentes los dicen todo. El sueño americano se convierte en pesadillas.