fbpx
ESPECIALES

La moda del «convocatorismo»

La gusanera convoca. ¿No tienes luz porque se rompió Felton? Dale para la calle. ¿Que se demora el arroz de la bodega? No se diga más, para la calle. ¿Sue esposo la ha dejado por la vecina? Eso también es culpa del gobierno. ¡Salga para la calle!

La gusanera convoca y convoca, pero nadie escucha. ¿Será que su rentable show se ha quedado sin audiencia? Están los de aquí, que desde Cuba atacan al gobierno, por unas pocas monedas llegadas de Miami. Están los de allá, más cercanos al motor de la industria del odio. Esos usan el altavoz de las redes sociales para arengar a las masas, desvariar sobre todo lo que pasa en Cuba. Desde la comodidad de sus yates incitan al desorden, mientras toman vino con Marco Rubio y Santiago Álvarez Fernández-Magriñá.

Sigue la ruta del dinero, dicen, y sabrás quién mueve los hilos. Fuente públicas señalan claramente el vínculo de estas plataformas y “personajuchos” con la Ned, la Usaid, que es lo mismo que decir Departamento de Estado de EE. UU. Washington mueve a sus monigotes, como ha hecho por más de 60 años, y luego los desecha.

Los vende patria ofrecen su alma al diablo, buscando su momento de gloria en la dictadura de los likes. Luego gritan que son «perseguidos políticos» en Cuba, que «sus vidas peligran», aunque nadie ni los conozca. Hinchan la rodilla por un pasaje al «sueño americano». Clásica estrategia de los mercenarios de siempre. Sus propios patrones han reconocido más de una vez que la desacreditada e incipiente contrarrevolución interna no les sirve de nada. Pero siguen destinándole tuberías de dinero, para pintar al mundo un espejismo de caos en la Mayor de las Antillas.

Sigue la ruta del dinero, dicen, y sabrás quién mueve los hilos. Fuente públicas señalan claramente el vínculo de estas plataformas y “personajuchos” con la Ned, la Usaid, que es lo mismo que decir Departamento de Estado de EE. UU. Washington mueve a sus monigotes, como ha hecho por más de 60 años, y luego los desecha.

Los vende patria ofrecen su alma al diablo, buscando su momento de gloria en la dictadura de los likes. Luego gritan que son «perseguidos políticos» en Cuba, que «sus vidas peligran», aunque nadie ni los conozca. Hinchan la rodilla por un pasaje al «sueño americano». Clásica estrategia de los mercenarios de siempre. Sus propios patrones han reconocido más de una vez que la desacreditada e incipiente contrarrevolución interna no les sirve de nada. Pero siguen destinándole tuberías de dinero, para pintar al mundo un espejismo de caos en la Mayor de las Antillas.

Todavía sueñan con un nuevo 11 de julio. No les importan las consecuencias que tal disturbio podría ocasionar para el pueblo cubano. Es más, desean muerte y destrucción, así podrían culpar también al Estado. No se puede esperar más del país que ha asfixiado al pueblo cubano por décadas, por medio de un bloqueo que obstruye su bienestar y desarrollo. Qué otra cosa iban a hacer los mismos que nos negaron oxígeno durante la pandemia, que persiguen cada barco de combustible con destino a Cuba.

Han querido «calentar» las redes durante los peores momentos, como tras el paso de huracán Ian por territorio nacional, y ahora para este fin de año. Querían otras Pascuas sangrientas, fíjese usted, teñir de rojo las celebraciones. Hasta aguafiestas han salido.

Han querido «calentar» las redes durante los peores momentos, como tras el paso de huracán Ian por territorio nacional, y ahora para este fin de año. Querían otras Pascuas sangrientas, fíjese usted, teñir de rojo las celebraciones. Hasta aguafiestas han salido.

El país atraviesa por una situación sumamente compleja, es cierto. Usted y yo la vivimos en nuestra propia carne. Pero este diciembre tenemos mucho que celebrar. Llevamos otro año de paz. Todavía estamos aquí, por encima de los ataques del monstruoso enemigo que intenta devorarnos.

Ese mismo adversario juega sucio. Aviva el fuego de nuestros problemas cotidianos con medidas quirúrgicas contra la economía y la sociedad cubanas. Paga a criminales para que realicen sabotajes en territorio nacional. Siembra mentiras entre nuestras filas. Para colmo, se da el gusto de señalar culpables a diestra y a siniestra.

El dueño llama y los perros ladran. El Departamento de Estado dicta líneas, los mercenarios ejecutan. Y siguen convocando y convocando sin cesar, con la aspiración de complacer a sus financistas.

«Los odiadores debieran ser declarados traidores a la República. El odio no construye», escribió Martí en su obra Presidio político en Cuba. Cuánta verdad, en palabras tan sencillas.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Descarga el plugin reCAPTCHA

Botón volver arriba