Sistema de Salud Cubano defiende su integridad

La Sociedad Cubana de Medicina Física y Rehabilitación emitió una declaración contundente contra las campañas de difamación en redes sociales dirigidas a profesionales e instituciones de salud.

La polémica surge a partir de acusaciones realizadas por un ciudadano cubano residente en Colombia sobre el tratamiento de Damir Ortiz Ramírez, un niño de 10 años atendido en varias instituciones de salud cubanas y que se encuentra ac ahora en Florida. Las redes sociales se han convertido en un vehículo para difundir falsedades, amenazas y hostigamiento contra los médicos cubanos involucrados en el caso.

Un exmédico cubano radicado en Colombia juga un papel clave en alimentar estos ataques. Este individuo, expulsado en 2009 por graves violaciones éticas, ha utilizado documentos falsificados para ganar credibilidad en el extranjero.

Declaraciones recientes subrayan que tales acciones no solo son poco éticas sino que también socavan la integridad del sistema de salud cubano. Se enfatiza que ningún sistema médico es perfecto, incluido el de Cuba, pero la dedicación de sus profesionales permanece inquebrantable a pesar de retos como la escasez de suministros y problemas infraestructurales.

La Constitución cubana protege los derechos a la privacidad, el honor y la dignidad personal; sin embargo, actos de exposición pública y acusaciones sin verificar violan estos principios, generando caos en hospitales y poniendo en riesgo a otros pacientes. La declaración pide responsabilidad, instando a las autoridades sanitarias de Colombia a reconocer el comportamiento antiético del acusado y evitar más daños.

Mientras los críticos destacan fallas en el modelo de salud cubano, la declaración reafirma el compromiso del país de brindar atención bajo cualquier circunstancia. Incluso en medio de tensiones políticas, los hospitales cubanos permanecen abiertos para todos, sin importar nacionalidad u origen.

El sistema de salud cubano sigue firme frente a campañas de desprestigio, llamando al respeto y la conducta ética. La verdadera solidaridad radica en apoyar a pacientes y profesionales, no en explotar vulnerabilidades por intereses políticos.